IRON MAIDEN CONQUISTAN GIJÓN
Palacio de los Deportes
24/05/03
Iron Maiden, el veterano y mítico grupo británico, congregó
a nueve mil almas en la villa gijonesa. Fue una cita ineludible que, tanto sus
fans como nostálgicos, no pudieron perderse.
Respecto a la banda que abría el cartel, Stray, personalmente no le encontré analogía con el grupo cabeza de cartel pero, aún así, supieron abrir boca y animar al público con su rock descafeinado.
A las diez de la noche, con una puntualidad
inglesa digna de mención, saltaron a escena Iron Maiden.
El escenario de la gira se adaptó bien a las medidas reducidas del pabellón,
representando una alegoría a la carrera de tan insigne banda y con su
emblemática mascota Eddie de protagonista indiscutible. A medida que
el grupo desgranaba su set-list, el fondo del escenario cambiaba representando
la carátula del disco, lo cual hacía muy vistoso el espectáculo.
A los laterales se colocaron dos plataformas metálicas que salían
del escenario y que acogieron a un Bruce Dickinson imparable. Muchas luces y
una atractiva puesta en escena.
El tema que inauguró la noche bajo un
público incondicional fue "The Number Of The Beast". Ya al
comienzo se empezaron a notar las deficiencias de sonido que fueron la tónica
de la noche y que deslucieron un poco el concierto pero, los que allí
se congregaron, no parecieron apreciar este problema técnico. El público
comulgó de principio a fin con la banda en éste, su segundo concierto
(tras el del viernes en la Coruña), como presentación en nuestro
país de la gira mundial "Give me Ed...'till I'm dead" y como
aperitivo al nuevo disco que saldrá en septiembre.
Uno a uno, los temas se fueron sucediendo. "The Trooper" cogió
el testigo con un Bruce Dickinson que ondeó la bandera inglesa y un grupo
detrás que sabe cómo poner en pie a un público multitudinario,
entusiasmado y a la vez exigente.
Le siguió "Die With Your Boots On"
y "Revelations", dos cortes que se agradecieron y que funcionaron
a las mil maravillas.
La caja de Pandora se abrió y, a pesar de que el lamentable sonido hiciera
que el personal tuviera que adivinar muchas veces de qué tema se trataba,
el ambiente se caldeaba acrecentándose paulatinamente.
Cuando sonaron los primeros acordes de "Hallowed Be Thy Name" el estadio se venía abajo y no dejó que decayera cuando "22 Acacia Avenue" tomó su lugar.
Nos adelantaron como aperitivo un corte que
formará parte del nuevo trabajo, "The World's Wildest Dream",
y que hizo de preludio a dos temas del hasta ahora su último disco, "The
Wickerman" y "Brave New World".
"The Clansman" demostró que mister Dickinson es la voz indiscutible
de la Doncella de Hierro en sus veintiocho años de carrera, dejando en
este caso a Blaze en el papel de actor secundario.
"The Clairvoyant" también asimismo
fue una elección acertada que rugió con 70.000 watios de sonido.
El set-list prosiguió con "Heaven Can Wait" y sus maestros
de ceremonia supieron cómo meterse a su público en el bolsillo.
Tanto Dickinson, Steve Harris, Adrian Smith, Janick Geers, Dave Murria, el mismísmo
Eddie en persona y el simpático Nicko McBrian que se asomaba de vez en
cuando detrás de su magestuoso equipo, mostraron grandes dosis de simpatía
encima del escenario y animaron al auditorio. Fue el momento elegido para que
diez personas ganadoras de un concurso radiofónico se unieran a los coros
tras el micro de Steve Harris, un momento sin duda inolvidable para ellos.
Otro tema muy esperado y a su vez coreado fue "Fear Of The dark",
y con "Iron Maiden" finiquitaron la primera parte para el obligatorio
descanso antes de los "bises" después de hora y media sin tregua.
Tras su comedido descanso, muy corto, salieron de nuevo para tocar esta vez "Bring Your Daughter To The Slaughter", "Two Minutes To Midnight" y "Run To The Hills" que puso el broche de oro a una gran noche y tras hora y cincuenta minutos de set.
El público se resignó durante unos minutos a moverse de su sitio
después de que la banda se despidiese y nos agradeciese la entrega absoluta.
Una mágica noche que ni siquiera los graves problemas de sonido consiguieron
eclipsar.
Sólo nos queda la nostalgia y la esperanza
de volver a citarnos en las próximas escalas que Iron Maiden harán
en nuestro país.
Como no podría ser de otra manera: UP THE IRONS!
Argante