El cartel del domingo diez para los conciertos del Pilar Rock en las fiestas de este año nos presentaba un menú bastante atractivo: Rekiem, Sugarless, Baron Rojo y Saratoga. Así que aprovechando la visita a la ciudad maña, me decidí a pasar esa noche entre rock.

Despues de la obligada espera a la entrada del concierto, en la que comprobamos
que la mayoría de la gente prefirió comprar las entradas en taquilla
a hacerlo por anticipado (pese a los dos euros de diferencia en el precio),
pudimos entrar al lugar del concierto. Allí solo ví el merchandise
de Sugarless, y eso es algo que me da bastante rabia: normalmente sólo
aparece el merchan de un grupo cuando este está tocando... y si un grupo
me gusta lo suficiente como para comprarme su camiseta o su sudadera, preferiré
verle a pasarme su actuación comprando... Pero bueno, eso es otro tema.
Vamos a la música, que es

lo que interesa.

Le tocó abrir la noche del domingo diez al grupo Rekiem, quienes tuvieron
que enfrentarse a un sonido totalmente en contra. Durante el primer tema la
voz del cantante era algo que practicamente tenías que imaginarte, y
aunque más adelante mejoró un poco, todavía hubo momentos
en los que era difícil oirle algo. Era la primera vez que veía
a este grupo, y me parecieron bastante buenos pese a que al cantante hubo un
momento en el que se le escapó un agudo. Se le veía un poco forzado
a la hora de animar al público, aunque eso son cosas que tambien se van
aprendiendo a base de de hacerlo varias veces. La guitarra tambien tubo problemas
bastante serios de sonido y, salvo en los solos, estuvo totalmente tapada por
la batería y el bajo. Una lástima, ya que cuando conseguías
distinguirla merecía la pena.

Otro problema, que nada tiene que ver con la música sino con la distribución del grupo en el concierto, era que quizás el escenario era un poco grande, y había momentos en los que batería, bajo, guitarra y vocalista se pegaban en un extremo, dejando solo al teclista en la otra punta.

Aparte de eso, Rékiem dio un buen concierto. Tuvieron que enfrentarse a un público que prefería reservar energías para todas las horas que quedaban por delante, cantando en inglés, lo que hace casi imposible que la gente se anime a seguir aunque sea el estribillo,y con un sonido realmente horrible. Pero consiguieron hacernos pasar un buen rato.

Cuando se retiraron, para dejar paso a Sugarless, los que estabamos en las
primeras filas pudimos apreciar un cambio importante en el tipo de público.
Al salir el grupo me ví obligada a irme atrás por culpa del pogo,
y acabé viendo el concierto desde la barra tomando algo tranquilamente.
Tampoco me importó demasiado, y menos cuando el cantante,

Ivahn, despues de bromear con que mejor que tirar agua era tirar cerveza, vació
dos vasos encima de la gente.

Hacemos un kitkat y me desahogaré un poco de todas formas: Odio el pogo.
Y lo odio por que una es de talla media "veritipicalespanis" y claro,
cuando te salta encima un muchacho de dos metros por dos metros, si no sales
con un moratón directamente te caes al suelo. A un concierto vamos a
disfrutar del grupo, pero tambien a dejar que el resto de la gente disfrute.
Y estamos los que de paso que vamos, nos paramos a hacer un par de fotos para
que otros puedan leer lo bueno o malo que fue el concierto, y es bastante dificil
hacerlas cuando te están empujando de un lado a otro. Y estamos los que
tuvimos la mala suerte de nacer bajos y amantes del rock, del metal... Así
que desde aquí hago un llamamiento a todos los bailarines de pogo. Hacedlo
si quereis. Pero no en las primeras filas donde la gente quiere ver el concierto.
Sigamos con lo nuestro...

He de reconocer que Sugarless no es un grupo que me guste demasiado, y tan sólo reconocí dos temas, "a las armas" y "pollo al ajillo". En cuanto a su directo, estuvieron bien dentro de su estilo, con el cantante moviendose todo el rato y subiendose a veces a los hierros del escenario. El sonido fue algo mejor que el de Rekiem, pero aún así quedó claro que iba a ser el gran fallo de la noche. El concierto duró apróximadamente una hora, al cabo de la cual volvió a apreciarse un cambio en el público de las primeras filas, y pude regresar a mi antigua posición sin miedo a morir aplastada.

Desde allí pude disfrutar del siguiente concierto, el de Barón Rojo. Es la segunda vez que les veía, y el set list no trajo ninguna sorpresa: Cuerdas de Acero, Baron Rojo, Desertores del Rock, Las Flores del Mal, Breakthoven, Anda suelto Satanas, Larga vida al rock and roll, Con botas sucias... Se echaron de menos las lentas: Hijos de Caín y Siempre Estas Allí entre otras.

Barón nos tiene ya acostumbrados a hacer conciertos con canciones de sus primeros discos, cosa que la gente por norma general les agradece, y esta vez no fue diferente. No fue una actuación histórica, entre otras cosas por que a ellos tambien les estuvo haciendo perrerías el sonido, pero como de costumbre hicieron saltar y cantar a todo el mundo, y disfrutar de un muy buen rato. Despues de los bises, dejaron paso al último grupo de la noche. Cuando Baron tocó ya quedaba bastante menos gente, y es que el sueño iba acumulándose y eso se notaba.

Saratoga tardaron bastante en salir, y casi todo el mundo les esperó
sentados en el suelo. Pero cuando aparecieron el público no dudó
en aprovechar las últimas fuerzas.

Para no romper la racha, tambien tuvieron problemas, sobre todo con algunos agudos de Leo, que prácticamente no se oían, y con el bajo de Niko. En cuanto al set list, San Telmo 1940, Maldito corazón, Buscando el Perdón, Resurreción, A Morir, Tras las Rejas, Con mano izquierda... fueron dejadonse caer a lo largo de la actuación, y las ya clásicas Vientos de Guerra y Mi Ciudad, con Si Amaneciera como balada; además del guiño a Deep Purple (con el smoke on the water), y del juego de solos intercalados entre una melodía tocada entre Dani, Niko y Jero.

Tambien hubo un tema "extra", y fue el cumpleaños feliz dedicado a Dani, el batería, que al parecer cumplía años. Felicidades desde aquí. Tambien hay que destacar el esfuerzo de Niko, que tenía la mano derecha vendada, lo que no le impidió dar la talla ni dejar de hacer sus bromas y gestos con el público. Esperemos que se le pase pronto, que menuda racha lleva (aunque parece que nada le frena). Como siempre supieron meterse a la gente en el bolsillo.

Eran ya las seis de la mañana más o menos cuando se despidieron. Por los gritos del público volvieron a salir, aunque no para tocar sino para saludar y despedirse. Ya agotada, la gente se fue retirando de La Chimenea, despues de ocho horas allí.

Vana

 

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