WACKEN OPEN AIR 2013 - Alemania
Tras un larguísimo viaje desde Barcelona en coche y una noche apretados durmiendo en el coche, empezaba el festival con más renombre del metal, al que todo metalero ha soñado con ir algún día, el WACKEN OPEN AIR.
Teníamos por delante cuatro días de metal sin parar y las ganas y expectativas eran enormes. Tras acreditarnos y montar el campamento base, nos dirigimos a la zona de festival. El miércoles es cuando tiene lugar la Metal Battle, pero el problema es que comienza muy temprano, a las 11 de la mañana, cuando literalmente aún no has llegado, con lo que muy difícilmente se puede ver a los primeros grupos. También es el mejor día para aclimatarse y habituarse, el mejor día para simplemente pasear y ver qué hay de nuevo este año, aprovechar para hacer algunas compras en los puestos y relajarse un poco en las distintas zonas alternativas a los escenarios. Es importante recordar que te esperan 4 días por delante y hay que saber guardar fuerzas.

Una de las cosas que siempre hemos admirado de este evento es que se puede disfrutar como un enano sin ver un sólo concierto. Esto no pasa en los festivales de nuestro país. Se trata de una experiencia totalmente distinta, más que recomendable y desde luego, no mucho más cara que acudir a cualquier festival nacional.
Aún con todo esto, tuvimos la ocasión de ver a algunas de las bandas de la batalla, aunque como siempre, muchas menos de las que nos hubiese gustado. Los primeros a los que vimos fueron CRIMSON SHADOWS, de Canadá, que resultó finalmente ser la ganadora de esta edición. Hacían una especie de mezcla entre death y power metal, con un cantante que intercalaba el gutural con gritos más estridentes, rozando el black metal, y un guitarrista que hacía las voces limpias, aunque con un buen grado de desafine. Para nuestro gusto las canciones fueron extremadamente largas y repetitivas, prueba de ello fue que sólo pudieron tocar 3 canciones en los 20 minutos que tenían.
Justo después saltaron al “ring” los islandeses OPHIDIAN I. Los nórdicos practicaban un death metal muy técnico, con partes muy progresivas, lo que obligaba a los guitarristas y bajista a estar bastante estáticos sobre el escenario. El cantante tenía una voz muy bruta que combinaba bastante bien con el estilo musical. Buen grupo, aunque a veces saturaban un poco con tanta floritura.
Lamentablemente no pudimos llegar a tiempo de ver el concierto completo de los mallorquines TRALLERY, de los que sólo pudimos ver su última canción. Una vez más España lleva una banda de thrash “old school”, estilo que parece haberse vuelto a poner de moda en España tras el éxito de Angelus Apatrida.
Justo después comenzó el concierto de DEVOID que venían desde la India. Con un thrash/death bastante ameno, pero sin destacar especialmente, nos mantuvieron todo el concierto, aunque cabe mencionar que se excedieron varios minutos del tiempo del que disponían, lo cual no es nada recomendable en competiciones como esta.
A continuación llegaban los portugueses UTOPIUM, los cuales no hicieron una buena elección para empezar el concierto, con una canción de arranque muy lento y pesado que no consiguió enganchar al público en primera instancia. Cosa que no mejoró el cantante cuando entró en escena, con unos gritos casi sin sentido y no muy acertados.
JUEVES:

Tras un día calentando motores con las bandas de todo el mundo en la Metal Battle, llegaba el día que muchos esperábamos. Era jueves y en el ambiente se notaba algo distinto a otras ediciones y es que, sin lugar a dudas, iba a ser un día muy especial. Tan solo hacia falta mirar los horarios para darse cuenta que algo poco habitual iba a pasar. Los escenarios principales del festival son el Black Stage y el True Metal Stage, y mientras el Black Stage presentaba unos horarios y distribución de bandas habituales, el True Stage presentaba una única banda, ni más ni menos que Rammstein. Desde las aperturas de puertas a las 3 de la tarde hasta las 22.15 ese escenario permanecería cerrado a cal y canto preparado para los monstruosos alemanes.
Los festivales de este calibre plantean siempre el mismo “problema”... Qué grupos ver y cuáles debes dejar un poco de lado, y hoy ese problema se incrementaba con Rammstein. Muchos años llevaban los organizadores del festival tratando de llevar a los alemanes a Wacken, que a pesar de ser “locales”, este sería su debut en el macrofestival.
Decidimos procurarnos un puesto en primera fila para el que se preveía un apoteósico concierto, aunque al mismo tiempo pudimos ver los conciertos del otro escenario principal, a tan sólo unos metros de distancia.
El festival lo abrirían, como viene siendo habitual, el grupo alemán de versiones SKYLINE, que con un repertorio bastante variado de clásicos y varios invitados se encargaron de romper el hielo y meter en situación a todos los asistentes. Un grupo muy profesional, con un cantante que cubría muchos registros con canciones como “Bark At The Moon” de Ozzy, “Violent Sea Kashmir” de Led Zeppelin”, “T.N.T.” de AC/DC o “Paradise City” de Guns N’ Roses, canción con la que cerraron el concierto por todo lo alto.
Después de este calentamiento, llegaba el momento de la verdad. Era el momento de los canadienses ANNIHILATOR, que volvían al festival después de 10 años. En una hora de concierto demostraron por qué son una leyenda del thrash, con un Jeff Waters sencillamente brutal. Este guitarrista es un verdadero frontman, no paró en todo el concierto de corretear por el escenario y animar al más que numeroso público asistente, al mismo tiempo que interpretaba los nada sencillos riffs y solos con una naturalidad sólo a la altura de los más virtuosos.

Más de 10.000 personas estarían viendo en ese momento a los canadienses, nada mal para ser las 5 de la tarde. Un grupo que con 14 discos en su haber, ha sabido mantenerse fiel a su más que único estilo de thrash, el cual, a diferencia del resto de thrash, no ha podido ser copiado por ninguna banda, manteniendo un sello 100% característico. Tocaron 2 temas como adelanto de su nuevo álbum, “No Way Out” y “Smear Campaign”, y algunos de sus clásicos como “King of The Kill”, “Set the World on Fire”, “Clown Parade” y, como cierre final, “Alison Hell”.
Personalmente eché en falta alguna canción del disco “Refresh The Demon”, por el que tengo una debilidad especial.
Después de esta descarga de thrash, media hora de descanso y con un sol de justicia, llegaban los británicos THUNDER. Su entrada fue un tanto fría, con un solo de guitarra y el cantante diciendo al público que no los oía, tratando de animarlos un poco en vez de empezar a tocar directamente.
La banda interpretó temas como “Dirty Love”, “Higher Ground” o “I Love You More Than Rock N’ Roll”, los cuales serían el deleite de sus fans, pero que no consiguió llegarnos y consiguiendo aburrirnos casi desde el principio.
Eran las 20:15 y era el momento de otro de los grandes esperados por nosotros, otra de las leyendas del rock, los míticos DEEP PURPLE. No es que seamos unos grandes fans pero es una de esas bandas que tienes que ver y no queríamos dejar pasar la ocasión.
Tenían todo para montar un espectáculo increíble: un escenario increíble, un horario envidiable y una cantidad de público descomunal, pero lamentablemente, fue una grandísima decepción. Estamos seguro que el concierto tuvo que gustar a sus más acérrimos fans, pero lamentablemente se les notan demasiado los año, aunque no a todos por igual.
Ian Gillan, con una camiseta de Pull & Bear un tanto extraña, demostraba que sus 68 años le pesaban más de la cuenta, muy estático y con andares muy pesados, nada que ver con su guitarrista Steve Morse, que si bien con 9 años menos, se le veía como en una segunda juventud.
Canciones eternas y muy pesadas que si bien marcaron una época, no pudieron mantener al publico en vilo durante la eterna hora que estuvieron sobre el escenario, donde no faltaron interminables solos de guitarra y de teclado, haciendo que la dinámica del concierto bajase en picado.
No pudieron faltar canciones como “Strange Kind Of Woman”, “Perfect Strangers”, “Hush” o “Smoke in the Water”, la cual consiguió levantar un poco más al público pero sin conseguir mantenerlos arriba.
Este es un gran ejemplo de una de esas bandas que han sido realmente grandes, importantes y revolucionarias en una época, pero como pasa con muchas cosas, su momento ya pasó. No están a la altura de seguir siendo cabeza de cartel en todos los festivales.


Llegaba ahora sí, el momento más esperado de la jornada para muchísima gente y se notaba en el ambiente. Gente de todas las edades y todos los estilos se agolpaban para ver a RAMMSTEIN, muchos de ellos aprovechando la ocasión para ver a una banda mítica que no verían de otra forma, igual que nos ocurrió a nosotros con Deep Purple.

Los alemanes ofrecieron exactamente el mismo espectáculo que durante la gira que les trajo por nuestro país unos meses antes. Fuego, humo y espectáculo sin igual, sumados a alrededor de 100.000 voces coreando cada una de sus canciones y convirtiendo el show en un concierto impresionante.
Su puesta en escena es muy teatral, muy medida y muy acorde siempre con las letras de cada tema. Pudimos ver muchas bocas abiertas viendo a la banda. Sin duda, un concierto más que recomendable y perfecto para poner fin a la primera noche de grandes conciertos.

VIERNES:
Comenzaba el tercer día de festival y ya empezábamos a notar un poco el cansancio, y que es que la espera haciendo guardia en primera fila con un sol abrasador para ver a Rammstein pasó factura, aunque definitivamente mereció la pena.

Nos esperaba una jornada también bastante interesante por delante, comenzando por uno de los conciertos más esperados por mi personalmente, UGLY KID JOE. Los norteamericanos se dieron a conocer en los ’90 con su “America’s Least Wanted” y después de varios discos se terminaron por separar en el ’97. Afortunadamente para un servidor y para todos los fans que como yo no habíamos tenido la oportunidad de verlos en directo, la banda se volvió a reunir en el 2010 y ha estado activa desde entonces con la publicación de un EP en el 2012.
Tenía algo de miedo por ver si estarían al nivel de hace 20 años, puesto que esta era una banda muy amena y activa en el escenario y no sería la primera vez que vemos una reunión “fallida”. Nada más lejos de la realidad. El concierto fue realmente brutal. Derroche de energía desde el primer segundo hasta el final del concierto. Han pasado 20 años pero realmente no sólo es que parezca que está igual, sino que su cantante Whit Crane se encontraba incluso mejor que entonces, en absolutamente todos los aspectos.
En el apartado vocal estuvo tremendo, clavando absolutamente tanto las partes melódicas como las más rasgadas, mientras que presentaba un físico envidiable, del que hizo gala con su incansable correteo por el escenario y fuera de él desde que salió. Y es que literalmente no estuvo quieto ni un minuto: saltando al foso, subiéndose a la valla sobre el publico, a altavoces, saludando a todos con los que se cruzaba, seguridad, técnicos, y animando a la gente constantemente, tanto que a veces parecía una clase de Spinning. Un derroche de energía, de actitud y sobre todo de aptitud. Todo un ejemplo de como se debe comportar un cantante sobre el escenario.
Presentaron un set list bastante variado, repasando toda su discografía, con algunas canciones de su nuevo trabajo y sin olvidar ninguno de sus clásicos como “Neighbor”, “Goddamn Devil”, “Cat’s in the Cradle” o “Everything About You”. Como nota especial, cabe destacar la versión de “Ace of Spades” que tocaron junto a Phil Campbell, guitarrista de Motörhead, curiosamente sin saber en ese momento que sería la única vez que la escucharíamos ese día, pese a que los británicos estaban en el cartel y ese tema no puede faltar en su repertorio.
Llegaba otro de los conciertos que teníamos muchas ganas de ver. Los suecos SOILWORK llegaban al festival para presentar su impresionante último disco doble, la primera vez que un grupo de este estilo publica un trabajo doble. También era la primera vez que veríamos a la banda con los nuevos guitarristas. Esperábamos mucho y la decepción no pudo ser mayor. El concierto fue sencillamente horroroso en todos los aspectos y, sin lugar a dudas, uno de los peores conciertos del festival.
Para empezar, debemos decir que los técnicos de sonido se lucieron con los suecos ya que el sonido fue espantoso durante todo el concierto. Tuvimos que movernos en varias ocasiones para tratar de entender algo de lo que estaban tocando.
Aparte de esto, su cantante Björn Strid no estuvo especialmente acertado. Se le veía en muy mala forma física, asfixiándose más de la cuenta mientras cantaba y tomándose mucho tiempo entre canción y canción, llegando incluso a tirarse al suelo después de una canción porque no aguantaba (todo esto sin quitarse su chaleco vaquero por supuesto). También notamos que flojeaba enormemente en las partes limpias.
Muy estáticos durante todo el concierto (menos el bajista que mantiene su peculiar forma de tocar), los suecos dieron un concierto realmente malo, donde no todo fue culpa de los técnicos, con temas clásicos como “Follow The Hollow” que fueron completamente ininteligibles. La mayor parte del set list fue de su último disco con canciones como “Spectrum of Eternity” o “This Momentary Bliss”, y algún clásico como “Tongue”, “Verne” o “Stabbing the Drama”.
Eran las 19.45 y era el turno para los suecos SABATON, que decidieron comenzar de una forma un tanto particular pero que funcionó a la perfección. Según se bajaba el telón comenzó a sonar la mítica “Final Countdown” de sus compatriotas “Europe”, lo que enloqueció a todo el público asistente que empezó a corearla y cantarla al unísono hasta que salieron finalmente Sabaton con una energía como pocos, con todos los miembros de la banda corriendo de lado a lado del escenario principal del Wacken. Con un sonido realmente bueno (más incluso después de haber escuchado el desastre de Soilwork) y con un cantante que se dejó la piel en cada canción, sin parar en todo el concierto y con sus ya conocidas poses a lo “Geyperman”. Gran sonido, gran ejecución de los músicos y gran actitud de su cantante Joakim Brodén.
Tocaron temas como “Ghost Division”, “Cliffs of Gallipoi” o “Metal Crüe”.
Te podrá o no gustar su música o su estilo, pero lo que no se les puede negar es que estos suecos tienen un directo muy bueno e intenso, sabiendo enganchar al público desde el primer momento y lo que es más importante, saber mantenerlos hasta el final.
MOTÖRHEAD era otra de las bandas más esperadas deñ festival. Si bien no es nada complicado verles en Europa y mucho menos en Wacken, Lemmy y los suyos habían cancelado la gira anterior por motivos de salud del cantante y esta noche regresaban a los escenarios.
El público se amontonaba para dar su apoyo a la banda y disfrutar de su show, aunque no podría ser por mucho tiempo. Tenían prevista una hora de actuación y no pudo llegar ni a la mitad. Lemmy se veía agotado desde el primer momento, pero ofrecía tema tras tema todo lo que tenía para darnos. Aprovechó un solo de Phil Campbell para retirarse a descansar y tardó mucho en volver, notándose el nerviosismo en su compañero, que le buscaba con la mirada sin saber qué estaba pasando. Campbell alargó su solo improvisando hasta que Lemmy volvió sobre las tablas y empezaron a tocar “Th echase is better tan the catch”, a mitad de la cuál Lemmy anunció que se encontraba mal y pidió disculpas, dejando rápidamente el escenario y dando por terminado el concierto.
Tras el concierto de DORO, del que sólo pudimos ver cómo finalizaba con un despliegue de energía como nos tiene muy acostumbrados la incombustible alemana, nos dirigimos a ver el que sería nuestro último show de la jornada.

Eran las 00:15 y había mucha expectación por ver a los finlandeses AMORPHIS. Su concierto comenzaba con un lleno absoluto y lo hacía de una forma un tanto inusual en ellos. En lugar de arrancar con la intensidad habitual, el concierto empezó con un solo de saxofón que duró varios minutos, lo cual desconcertó mucho al público asistente.
Acto seguido, la banda saltó al escenario con algunos invitados y comenzaron a tocar una canción en acústico. Tras este primer tema, el cantante comenta que van a realizar un show especial y que tocarán algunas canciones raras en acústico.
Treinta minutos duró este set especial que no tuvo una gran acogida entre el público, consiguiendo que gran parte del mismo se fuese a otros escenarios. La verdad es que no fue una decisión muy acertada el hacer un set acústico muy aburrido a las 12 de la noche, después de más de 14 horas de conciertos.
Tras el somnífero show que habíamos presenciado, comenzaba el “verdadero” concierto. Intentaron levantar al público con canciones de su último disco y algunos de los clásicos que no pueden faltar como “Silver Bride” y “House of Sleep”, pero el daño ya estaba hecho. Habían tumbado casi literalmente a los asistentes y si bien su actuación fue bastante buena, no estuvo a la altura de otros conciertos suyos.
SÁBADO:
Comenzaba la última jornada del festival y teníamos sentimientos confrontados. Ganas de descansar, ya que había sido unos días muy intensos, y ganas de que nunca se acabase. Por suerte nos esperaba el día más intenso de todos, con muchísimas grandes bandas y un horario más que apretado.
Los primeros que veríamos serían los norteamericanos FEAR FACTORY, que tendrían la difícil tarea de calentar el Black Stage a las 13:15, pero no sin un gran público, lo cual hace todo mucho más fácil.
El concierto comenzó con un sonido realmente malo. La distorsión de la guitarra sonaba a lata, la batería saturaba con el excesivo uso del trigger en los bombos y el bajo ayudaba a terminar de estropear la mezcla. Podríamos tratar de decorarlo un poco diciendo que pudo ser un problema del técnico de sonido pero no fue así. Concierto malo donde los haya y sin lugar a dudas, el peor de todo el festival. El cantante se merece una mención especial ya que era completamente incapaz de cantar una sola línea limpia afinada. Sólo se libraba un poco con los guturales, pero por poquito. Mal sonido (por parte de la banda), mala ejecución y nula puesta en escena. Realmente un concierto para olvidar o más bien para no repetir.
Después de este desastre comenzaban DIE APOKALYPTISCHEN REITER. Los alemanes son una de esas bandas que funcionan perfectamente en los festivales, que te divierten y entretienen incluso aunque no conozcas ninguna de sus canciones, con una buena mezcla entre riffs pesados y estribillos pegadizos en alemán, consiguiendo de esta forma una buena compenetración con el público local.
Como nota simpática comentar que muy al estilo Rammstein, el teclista de la banda amenizaba los momentos sin tocar en un columpio que tenia junto al teclado.
Eran las 15:45 y el calor asfixiante que nos había acompañado durante todo el fin de semana seguía haciendo mella en nosotros cuando comenzaban a sonar los primeros redobles de batería de los norteamericanos LAMB OF GOD. Tras una intro de batería subieron al escenario el resto de miembros, con su cantante Randy Blythe animando desde el primer momento. El público estaba completamente entregado y los americanos fueron una auténtica demoledora en el que fue uno de los conciertos más intensos de todo el festival. Randy no paró en todo en concierto de correr de una punta a otra del escenario, subirse a su plataforma, dar saltos y animar a la gente.

No habrían pasado más de 10 minutos de concierto cuando, de repente y de la nada, comenzó lo que parecía el diluvio universal. Pudieron ser unos 15 o 20 minutos de lluvia, pero bastaron para convertir todo la zona de conciertos en un enorme barrizal y dejarnos completamente empapados de arriba a abajo. Nada de esto consiguió alejar a la gente, ya que los americanos estaban machacando a base de bien con canciones como “Desolation”, “Walk with me in Hell” o “Redneck”, con la que se formó el circle pit más grande del festival, con un diámetro que cogía los 2 escenarios principales y al que siguió un buen wall of death en la canción “Black Label”.

Tras esta brutal descarga de metal y de agua, ya con el cielo completamente despejado de nuevo y tras habernos cambiado de ropa, comenzaría los americanos DEVILDRIVER. No se si fue por haber salido de un concierto tan contundente como el que acabábamos de presenciar, pero los californianos nos aburrieron muchísimo. El sonido tampoco los acompañó demasiado, pero fue un concierto bastante descafeinado en líneas generales, con un cantante muy estático y sin mucha pegada.

Ya con el sol dándonos un poco de respiro, era el momento de TRIVIUM. Hacía unos meses que habían estado por nuestra tierra de gira y los teníamos aún frescos, pero eso no supuso que nos aburrieran, todo lo contrario.
Los norteamericanos hicieron un gran concierto, digno del escenario principal del Wacken. Con un sonido perfecto y con un Matt Heafy tremendo a las voces y a la guitarra, constantemente animando al público y demostrando que ser cantante y guitarrista no tiene por qué ser un impedimento para tener una buena puesta en escena, moviéndose de un lado a otro del escenario, cantando en distintos micros y animando así a distintas zonas de público.
Hicieron un set list bastante variado con canciones de casi toda su discografía pero con un poco más de peso en su último trabajo, con canciones como “Watch the World Burn”, “In Waves” y algunos más clásicos como “Pull Harder on the Strings of Your Martyr” o “A Gunshot to the Head of Trepidation”. También tuvieron el detalle de tocar una canción de su próximo disco, llamada “Strife”, y que no anunciaron como canción nueva, tratando de ver de esta forma la acogida que tenía la canción sin tener ningún prejuicio previo. Hay que reconocer que les funcionó perfectamente.

Volvemos a los clásicos con ALICE COOPER, quién sin lugar a dudas dejó claro que sus 65 años no hacen mella en su vitalidad, su puesta en escena y su pasión por la música.
El estadounidense nos ofreció uno de los mejores conciertos del festival con diferencia, dejando boquiabiertos tanto a sus fans como a quienes simplemente se pasaban por allí para ver qué se cocía.
Como siempre, una estética cuidada al detalle tanto de Cooper como del resto de su banda, unos músicos excepcionales con sus momentos de protagonismo sobre las tablas y una escenografía sorprendente. Descargaron los clásicos más esperados y homenajearon a músicos fallecidos de la época de Alice con versiones de “Break on Through (to the other side)” (The Doors), “Revolution (The Beatles), “Foxy Lady” (Jimi Hendrix) y “My Generation” (The Who).
Cerró con “School’s out” un concierto excepcional que, pese a contar con más de 20 temas, se nos hizo muy corto a todos los presentes.

El espectáculo que acabábamos de presenciar era difícil de superar y los encargados de intentarlo serían los finlandeses NIGHTWISH, que llegaban al escenario principal del Wacken para cerrar gira de su disco Imaginaerum. Venían acompañados de Floor Jansen al micrófono, que ha reemplazado hace pocos meses a la cantante Anette Olzon tras su salida de la banda.
El concierto se puede resumir en una sola palabra: brutal. Y es que fue sencillamente increíble en todos los aspectos. Tenían todo para triunfar y así lo hicieron. Con un lleno absoluto, los de Tuomas Holopainen presentaron un show repleto de pirotécnica, luces, proyecciones y lo más importante, una ejecución espléndida. El punto más importante de todo el concierto fue precisamente la cantante Floor Jansen, que literalmente nos dejó con la boca abierta y los pelos de punta, evidenciando aún más el gran acierto de la banda al sustituir a Anette, que simplemente no estaba a la altura de esta formación (por ser muy generosos con ella). Una vez más pudimos volver a escuchar los clásicos de Nightwish como deben ser cantados, sin la necesidad de que Marco Hietala (bajista y cantante secundario) tuviera que hacerse cargo de partes que no le tocaban debido a que la cantante no llega.
Realmente no hizo falta más que una canción para convencernos. Voz, imagen, actitud y una muy buena puesta en escena. Definitivamente la cantante ideal para Nightwish, los cuales estuvieron enormes, dando un gran espectáculo sin mermar la buena ejecución.
La propia Jansen comentó que este sería un concierto especial ya que lo estaban grabando para la publicación de un DVD que vería la luz a finales de año, el cual os adelantamos que será increíble.
El festival llegaba a su fin y nosotros estábamos completamente destrozados tras tantas horas de pie entre concierto y concierto y con el largo camino de vuelta ya en mente, pero aún quedaba una bala en la recamara.

Nos esperaba la última descarga de adrenalina por parte de los hard rockeros HARDCORE SUPERSTAR. Era la 1 de la madrugada cuando nos dirigimos literalmente corriendo a la otra punta del festival, a la abarrotada carpa del Headbanging Stage, donde los suecos arrancarían un concierto soberbio rompiendo con uno de sus grandes hits, “Moonshine”, toda una declaración de intenciones. Y es que los rockeros salieron a por todas, independientemente de la hora y del cansancio del público. Su cantante, Jocke Berg, no estuvo quieto en todo el concierto, contagiando su energía a un público algo cansado desde el primer minuto y cohibido por el lodazal que teníamos bajo los pies, pese a estar este escenario bajo una carpa. Hard Rock en su estado puro, intenso y divertido, con canciones como “Bag on Your Head”, “Last Call for Alcohol” o “We Don’t Celebrate Sundays”, con el que despidieron un gran concierto y que al mismo tiempo pondría fin a una gran semana de conciertos y metal.
Ahora sólo nos queda volver a casa y cruzar los dedos para que el cartel del próximo año esté a la altura de lo que acabamos de vivir.
Texto y fotos: Frank White y Ana González
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