La gira de presentación de Too Mean To Die de Accept ha sido muy esperada en nuestro país, en primer lugar, por los aplazamientos que han sufrido sus actuaciones, que no han hecho sino acrecentar más las ganas de disfrutar de los teutones, y en segundo, porque no solo han editado uno de los mejores álbumes de heavy metal de los últimos años, sino que además, han sufrido cambios de formación que podrían haber sido cruciales en el sonido final de la sus eventos, con lo que queríamos comprobar en qué iban a influir en su siempre impactante directo. Todo alicientes, algunos infundados por razones obvias y otros por la curiosidad...y el caso es, que, por una cosa o por otra, La Riviera estaba a reventar, con un ambientazo de esos que hacen historia, para ver a Wolf y compañía desplegar toda su flota de recursos metálicos. Ahora, la pregunta que tanto se ha hecho el personal sobre la efectividad e importancia de elegir una buena banda telonera con temas propios en vez de una formación de covers, fue una constante en la previa al concierto, respuesta en la que no voy a entrar, permitiéndome simplemente valorar el concierto en términos musicales, remover conciencias y emociones.





Las americanas The Iron Maidens serán, probabemente, una de las bandas tributo más reconocidas a nivel mundial, y ya llevan unos cuantos años rindiendo homenaje a Eddie a pesar de que algunos se empeñasen en sepultarlas después de una actuación con más sombras que luces el pasado verano en el Leyendas del Rock. No puedo contrastar la información, porque no estuve en dicho evento, pero la expectación era lógica por comprobar como se desenvolvían en una sala con el aforo casi completo, y en un escenario más pequeño que el de los festivales.



Me costaba asumir y creer, en cualquier caso, que un line-up con tantos años de carretera a sus espaldas, y del que han salido gente como Nita Strauss, fuese a seguir la tónica de "conciertos lamentables", y cual fue nuestra sorpresa, que, después de apagarse las luces tras sonar "Doctor, Doctor" de UFO, las chicas salieron a por todas con un "The Trooper" que sonó más que correcto técnicamente, potente, un sonido notable y con una Kirsten Rosenberg, que, ejerciendo de Bruce Dickinson, no paró de moverse y demostrar que sin llegar a calcar los tonos originales, es capaz de hacer los temas suyos y defenderlos con soltura y muy dignamente. Por su parte, Nikki Stringfield y Courtney Cox se sentían compenetradas, concentradas y muy metidas en el papel de realizar un buen homenaje a los solos de Dave Murray y Adrian Smith (porque los de Gers, como es obvio, se los reparten en Fear of the Dark). Hicieron muy buen trabajo durante todo el show, así como la base rítmica conformada por Wanda al bajo (la más caracterizada fielmente, con el instrumento de Steve, pantalón corto y sus poses características disparando con el mástil) y Linda McDonald, que sorprendió por sacar adelante partes de batería de Nicko muy solventemente con un kit mucho más reducido. Todo empezó bien, y el pasado oscuro veraniego, enseguida se fue al traste, y la gente empezó a realizar gestos de afirmación con la cabeza, así como dejarse llevar por el espectáculo.





Si con "2 Minutes to Midnight" o "Caught Somewhere in Time" no has conseguido ganarte a un heavy, cuya media de edad en la sala era de 45 años, estás perdido, pero...¡premio!. Las doncellas ya saben lo que se traen entre manos con el set, y son conscientes del material con el que juegan. "Brave New Wold" me gustó especialmente, gracias a una inspirada Kirsten a la voz. La primera de la era Di'Anno fue la excepcional "Geghis Khan", una de las que más gocé, por no ser de las más típicas que quepa esperar. El bajo de Wanda, además, lució con gran convicción en el tema, y llegó un "Wasted Years" en la que incluso se permitieron el lujo (si...lujo, porque no deja de ser llevar más bultos de viaje) sacar a escena un Eddie emulando al del Somwhere in Time, con luces led y pistola incluidas, y por supuesto, jugueteando con las maidens. Muy entretenido espectáculo el que se estaban currando, con un simple telón y sus instrumentos. "Fear of the Dark" fue una de las más celebradas como era de esperar, mientras que "Phantom of the Opera" servía para que aplaudiésemos a unas guitarristas realmente compenetradas y profesionales.





Para "The Number of the Beast", en el que la gente esperaba el grito inicial del tema, que Kirsten se atrevió a hacer, también volvieron a regalarnos un guiño a los grandes shows de los 80 sacando a pasear al famoso demonio ideado por Derek Riggs de la cubierta del mítico álbum, finalizando el recital con el himno de himnos "Run to the Hills", tan típica como imprescindible para resumir la historia de Iron Maiden y rendirle tributo, finalizando un concierto que cerró bocas, entretuvo y dejó en muy buen lugar a unas imitadoras que, por qué no decirlo, lo hicieron muy bien. Y al menos a mi no me importaría volver a cruzármelas de nuevo por alguna otra gira.



Por fin el picotazo de la serpiente más violenta llegaba a La Riviera. Too Mean to Die nos apasiona, y no había inyectado su veneno en la capital todavía debido a la pandemia, pero ahí estábamos, un día más, emocionados por ver lo que Accept podrían entregar sin Peter Baltes y tres guitarristas, en vez de dos. Menos mal que en España podríamos disfrutar de Tornillo como única voz y no compartiendo profesión, como ya pasó el año pasado en algunas fechas. La formación actual de la banda es explosiva, pero había que comprobarlo en primera persona.



Un telón con la portada de su extraordinario último álbum, cuatro plataformas y un kit de batería monstruoso era lo único de lo que se valdrían los alemanes para que nada pudiese salir mal...y es que, las veces que he podido saborear su sonido en directo, han sido sublimes, especialmente en aquella primera venida con Mark a la Sala Heineken, aún sin Blood of the Nations editado (aquella misma tarde lo escuchábamos junto a otros compañeros de prensa, en primicia), y con una banda entusiasmada, en la que aún militaban Herman Frank y Peter Baltes. Trece años han pasado de aquello, y cuando vi salir a Wolf salir al escenario pensé...¡este tío no envejece!.

Energía pura nada más asaltar La Riviera con "Zombie Apocalypse", un sonido un tanto desequilibrado, pero una banda compenetrada a la micra. El tema es pura adrenalina para un inicio de traca, y no tardaron en templar el sonido con "Symphony of Pain", también de su último disco. Y si de algo ha servido esperar tanto para verlos, es que Too Mean To Die ya está trillado por los fans, y se notó...pero cuando el suelo comienza a vibrar de verdad es cuando suenan los acordes de "Restless and Wild". Sublime Mark Tornillo, que ataviado con su clásica indumentaria de gafas, chaleco y gorra, todavía sorprende con una voz única, poderosa y totalmente fiel a lo que podemos esperar de él. Me sorprendió la dupla que hace Wolf con Philip Shouse...se nota química, y no solo eso, ya que, aunque cabría esperar que Hoffmann reclame protagonismo (que ya tiene sin hacer esfuerzos adicionales), los dos nos dejaron imágenes juntos para el recuerdo. No podía haber elegido mejor compañero de escenario para pasarlo bien, con mejor técnica y plantilla. Wolf en directo es imbatible, y no cualquiera puede ser su escudero. Ni qué decir que Uwe Lulis es también otro gran guitarrista, pero queda relegado a un segundo plano en todo momento, como Martin Motnik, que, ahí sí, no puedo decir que no echase en falta al bueno de Peter, ya sea por su espectacular modo de tocar, o su enorme voz, que siempre sumaba puntos al resultado final de los shows de Accept. Aún así, nada que objetar respecto al trabajo de Martin, que cumplió sobradamente junto a Christopher Williams, que no se desvió ni un ápice de su función. Una claqueta humana.



Para cuando llegó el momento de "Midnight Mover" del codiciado Metal Heart, todos los elementos del motor germano estaban funcionando al 100%, el sonido era perfecto y el clímax de la sala inmejorable. Menuda noche de Heavy Metal nos esperaba...y de hecho, los minutos pasaban volando conforme iban cayendo bombas. "The Abyss" es una de las favoritas de la "nueva etapa", de la que también cayó "The Shelter", como también me hubiese gustado escuchar, aunque no fue el momento ni tuve esa suerte, otras como "Hellfire", "Dark Side of My Heart" o "The Undertaker". Todo, no se puede...pero Accept tiene la virtud de hacer que, toquen lo que toquen, suene a gloria, y parte de culpa de ello la tiene un Wolf que siempre reivindico como uno de los guitarristas más precisos, afilados y profesionales de la historia. Apabullante el trabajo en escena del teutón.





No hay duda que los coros del estribillo de "Overnight Sensation", su riff y el tempo del tema, lo sitúan como uno de los futuros clásicos, generando un buen feeling con el público, disfrutando de un Tornillo relajado pero de gran actitud. Tras un medley en el que se sucedieron algunos temas de su primera época (comprendida entre su debut y Balls to the Wall), cayó la única representante del flamante Breaker...la homónima para ser más concretos, que no dejó descanso hasta la preciosa "The Best Is Yet to Come" de Too Mean To Die, que, sinceramente, a pesar de no parecerme la mejor balada de la historia de la banda, cumple el cometido de relajar el ambiente y ser el meridiano entre lo explosivo y lo destructivo. El punteo de "Shadow Soldiers" es caviar, y los gestos militares por el escenario teatralizan uno de los temas más intensos de Stalingrad, mientras nos preparábamos para disfrutar de una tormenta de clásicos de la mano del general Wolf, que durante el siguiente tramo no dejó de dejarnos momentazos a dueto con un Phillip totalmente metido en harina.



A ver cómo explico esto...cuando suenan una tras otra la lista de canciones que descargaron, la nostalgia, la emoción y la pasión mandan. "Princess of the Dawn" genera una química con el público de impresión, especialmente en su punteo clásico...se alarga hasta el infinito, y no cansa. Sublime, tanto como cuando empieza a sonar la intro de "Fast as a Shark" y todos pensamos en lo influyente que ha sido el tema para todo lo que vino después.

Maravilloso el solo doblado, la voz de Mark...¡todo!. Un zapatazo en la cara que pocas bandas pueden dar, y que no decayó con la hímnica "Metal Heart", con Tornillo golpeándose el pecho a cada palabra del estribillo. Pero eso no era todo, porque no hay duda de que, si hay un tema de la "era Mark" que por derecho propio es tan importante como los clásicos conocidos, ese es el brutal "Teutonic Terror"...¡qué riff más duro!. Todos nos sentimos un poco más metálicos acompañados de la banda, que se despachó un "Pandemic" sensacional antes de los bises, conformados por la veloz "Hung, Drawn and Quarter" que aniquiló cuellos, el himno por excelencia "Balls to the Wall", y la especial, fiestera y rockera "I'm Rebel", que aunque no es la que más guste a Wolf, fue perfecta para dar carpetazo a una auténtica orgía de riffs, solos que son canciones por sí mismos, y la demostración de que una banda puede resurgir con miembros diferentes a los originales, igualando la grandeza de tiempos anteriores y haciéndonos disfrutar al cien por cien de su extraordinario, medido y potente show. Siempre únicos, siempre arrasando, siempre grandiosos...siempre Accept. Nunca defraudan.




José Rojo

Crónicas

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