Con un amplio retraso salieron a escena por primera vez en España Queensryche,
y ya sea por cansancio del público (ya que llevábamos unas trece horas
de conciertos sin descanso) la actuación se dio bajo un manto de miradas
más frío de lo que cabría esperar en un grupo con la presencia de Queensryche.

Era muy esperada la actuación de los de Seattle entre los asistentes
y aunque fueron pocos (por lo menos no tantos como en Twisted Sister)
los que saltaron y corearon a los también fantásticos Queensryche el grupo
intentó dar lo mejor de sí sobre las tablas, con un Geoff Tate a la voz
impresionante y un resto de músicos quizá un poco más fríos que el frontman
pero que hicieron su labor sin ningún tipo de problemas. Michael Wilton
y Mike Stone a las guitarras, Eddie Jackson al bajo y Scott Rockenfield
a la batería ofrecieron la cobertura melódica que todo buen vocalista
necesita, y si encima te acompañas de una voz como la de Pamela Moore,
todo debe salir a pedir de boca.

En uno de esos temas hizo aparición un inesperado componente del grupo
que ya les causo algún problemilla en Holanda, hablamos nada más y nada
menos que de su pistola, con la que se asesina a Sister Mary y al Dr.
X.

En resumen, un Geoff Tate pletórico nos hizo vibrar para cerrar un pedazo
de festival que año tras año va mejorando en organización, en grupos,
y en ambiente y que se sitúa entre uno de los más importantes de España
y de Europa. Nos vemos en Lorca 2007, que por ser su décimo aniversario,
esperemos que nos ofrezca algo realmente especial.