Impresionante cita la que nos hicieron vivir Steve Harris y sus British Lion en la sala Shoko madrileña el pasado 17 de Julio. Era su segunda visita en muy poco tiempo, si...pero acompañaban los precios (18 euros la entrada) y el ambiente de la sala se vió más agraciado que en la anterior ocasión en la pasada gira, y todo ello se notó en el resultado final sobremanera. Sólo había que echar una visual en la puerta para comprobar la emoción de los que allí nos agolpábamos para poder ver a uno de los ídolos de más de media comunidad metálica a pocos metros de nuestras narices. Y cuando los astros se alinean y la gente deja volar sus emociones, pasan cosas como las que ocurrieron en la calurosa noche de Julio.



No venían solos, y casi por tradicion familiar, el bueno de Steve trajo consigo a la banda de su hijo (guitarrista en la banda) The Raven Age, que con tan sólo un ep en el mercado y una estética muy americanizada nos mostraron un metal moderno de mucha calidad, algunos retazos de metalcore y una propuesta muy dirgida al público de gente como Avenged Sevenfold, Caliban o Bullet For My Valentine. Animaron, sonaron compactos y convencieron al público más clásico, eso si, sin impresionar con la propuesta ante un personal curtido en mil batallas conciertiles y que a ritmo de buen metal saborearon su música con mucho respeto hacia ella, e incluso podiamos ver algún que otro headbanging, lo que resulta una buena señal para una banda que empieza y que se ha "atrevido" a girar junto a un clásico como Steve Harris. Muy bien The Raven Age. Habéis tomado el camino correcto y os deseamos toda la suerte del mundo.



Pero amigos, no veníamos a cualquier cosa...no veníamos a ver al "Son", sino al padre de Eddie, y con unos modestos telones representando el debut de British Lion, ahí salieron los ingleses a por todas. Una banda cohesionada y sonando de autétntico escándalo, y por supuesto, ganando enteros con respecto al estudio en todos los aspectos...y es que aquí no vemos a Harris y Cía, sino a una auténtica banda de auténtico rock, cohesionada y dispuesta a entregarnos uno de los mejores espectáculos en vivo del año, tanto a nivel emocional como técnico. Comenzaron con This Is My God, Lost Words y Karma Killer, tres cortes que en el álbum eran correctos, pero que en vivo, si contamos con el magnetismo con que Steve afronta los temas (cantando cada uno de ellos, y disparándonos a todos con su Fender a bocajarro), se convierten en sobresalientes composiciones. La banda no es de barrio, no, sino más bien una reunión de veteranos profesionales...y eso de que el vocalista de la banda, Richard Taylor, no da la talla, pasa a ser una habladuría del rock. Ja!...me río yo de aquellos comentarios en los que Taylor quedaba a la altura del betún, y es que si viendo al vocalista en vivo sigues pensando lo mismo, es que no has observado el ciclón que supone sobre las tablas y la calidad vocal que ofrece. Entre composiciones "nuevas" nos presentaban por supuesto Father Lucifer, Last Chance o Guineass and Crows, exactamente igual que en la anterior gira, pero si hubo momentazos en la noche, fué de la mano de aquellos cortes que de primeras no hicieron gracia a muchos en el debut del león británico. Por ejemplo, The Chosen Ones fué una gran coreada por todos nosotros, y como digo, la simbiosis banda-público parecía ser perfecta. Sobre todo por parte de un Steve que se dejó la fama colgada de la puerta de casa, y supo afrontar como un grande un show al que no asistieron todos los que deberían para llenar el recinto (otra vez, si).



Last Chance siguió sorpredniéndonos (¿ya tienen el nuevo disco completo?), y poco a poco se sucedieron todos y cada uno de los cortes del criticado álbum, eso sí...con una magia que el productor no supo registrar en el redondo, pero que en directo es sensacional y reveladora en cuanto a la calidad de la formación. Me gustó mucho una potentísima A World Without Heaven con Harris acercándose a su bafle apuntando y disparando sin piedad con su pala, como si en la sala fuésemos 250.000, un Judas que ya es inamovible de los set y un Us Against The World que supuso uno de los puntos clave de ésta noche, mucho más maidenesco que otros temas del álbum, y que en directo suena a gloria. También supieron dulces las dos versiones que nos regalaron. Un Do Ya Doya Want Me de Trevor Rabin (Yes) que creo la mitad del público desconocía, pero que Steve tocó como si fuesen las últimas notas de su vida (subiendo en varias ocasiones a la tarima de la batería dándonos la espalda) y un Let It Roll de UFO que caldeó los últimos pasos del show hasta un hardrockero Eyes Of The Young que, acústica en mano, Taylor cantó a las mil maravillas para nuestro deleite y disfrute.



¿Único "pero"?. De nuevo volvieron a obviar la maravillosa "The Lesson", la que para servidor es la mejor canción del álbum. A la próxima no se lo perdonamos, pero por ésta vez, dada la intensidad del show, lo dejamos pasar.



Mágico y un momento único el que pudimos vivir en Shoko esta noche. Harris a pocos metros, un sonido de fábula y una cola en la calle que se disponía a la salida a que el propio Steve les recibiese minutos más tarde para estrechar su mano con el, les firmase algún bártulo e inmortalizasen el MOMENTAZO en su cámara de fotos o smartphone para siempre. Impresionante cercanía que se agradece y de la que muchos con menos ranking que el deberían tomar nota.



Profesionales, humildes y sensacionales. Así se mostraron British Lion en la capital. Y deseando de que vuelvan que estamos, ¿o no?.



PD: El "Harris Day", no hubiese sido lo mismo sin la compañía de gente que hace que un evento cómo este se convierta en una reunión de hermanos. Gracias a Oscar (Alcarria forever), David (Eddie también está por el Norte), Juan Carlos (Todo un Iron Fan) y a todos aquellos con los que compartí la tarde y cuyos nombres me cuesta recordar (no por ello peor gente...pero con los nombres...). Gracias a todos compañeros. Otra "Maidenada" así no me la pierdo. Up the Irons!

Crónica: José Rojo
Fotografías: Gentileza de Oscar, J.Carlos y David.

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