El festival francés HELLFEST celebrara este año su nada menos que décimo aniversario, y lo tenían todo más que preparado.

Es el tercer año seguido que acudimos y con cada uno que pasa, se notan los esfuerzos de la organización de ir mejorando todo lo posible, invirtiendo en varios puntos cada vez para hacer de este festival uno de los más importantes del género, algo que ya han conseguido. Para destacar en este año, nombraría la mejora de los escenarios Altar, Temple y Valley. También muy de agradecer el césped que encontramos el primer día, pero que lamentablemente desapareció unos cuantos circle pits después.

Aunque por la noche las temperaturas bajaban muchísimo, el calor fue insoportable durante todo el festival. En muchos momentos la organización tuvo que disponer de mangueras para rociar a los presentes en las primeras filas, que ni por evitar una lipotimia se movían de las posiciones conseguidas para ver a sus bandas favoritas.

Si tuviera que encontrar alguna pega en cuanto al cartel, como asistente preferiría que los conciertos empezasen algo más tarde (empiezan a las 10.30h de la mañana) para dar un poco de juego a visitar el pueblo u otras actividades. Para hacerlo, desde luego, nos veríamos en la tesitura de tener que quitar bandas o alargar un día el festival… Pero eso es sólo mi opinión. El festival es increíble y merece la pena el viaje para disfrutarlo al 100%.


Ahora sí, vamos a lo que importa:

Prácticamente abriendo el festival en el Main Stage nos encontramos con los franceses VULCAIN, una banda formada en el 81 por los hermanos Daniel y Vincent Puzio y a la que se puede describir perfectamente con una única palabra: Motörhead.
Sólo tuvieron 30 minutos para descargar los 6 temas que nos habían preparado para resumir sus 11 discos. Abrieron con el tema que da título a su primer álbum, “Rock n’ Roll Secours”, para seguir con “Blueberry Eyes”, “Le Soviet Suprême”, “Vulcain”, “Ebony” y “La Digue du Cul”.

Sólo 5 minutos después y en el escenario contiguo, los británicos SYLOSIS llegaban presentando su nuevo trabajo, “Dormant Heart”, publicado en enero del 2015 y segundo disco con su fundador y guitarrista Josh Middleton a las voces. Este es uno de los puntos flacos de la banda en directo, perdiendo gran parte de la pegada y movimiento sobre el escenario. Un guitarrista-cantante muy pegado al micro, estático durante todo el set y donde el único que intentaba imprimir algo de intensidad era el bajista. No fue un mal concierto, pero realmente esperábamos bastante más de los británicos, tanto por su estilo como por la intensidad de su música.

Nos brindaron canciones como “Fear the World”, “Mercy”, “Teras” o “Leech”.

Aunque sólo habíamos visto dos conciertos, era momento de refrescarnos, comer algo, coger algo de información en la zona de prensa y prepararse para la que se nos venía encima.

Eran casi las 4 de la tarde y el calor apretaba cuando los norteamericanos GODSMACK saltaban al escenario principal 2 y los miembros de la organización empezaban a rociar agua al público de las primeras filas con mangueras para tratar de ayudar a sobrellevar las altas temperaturas.
Con un Sully Erna genial a cargo de las voces y guitarra, los de Massachusetts nos deleitaron con cuarenta minutos de su hard-rock alternativo con tintes sureños y pesados que consiguió conectar con el público desde el minuto uno, demostrando una vez más que ser cantante y guitarrista no debe de ser sinónimo de mala puesta en escena (como ocurrió anteriormente con Sylosis).

La gente empezó a soltarse y a calentar motores para lo que vendría unas horas después y los crowd surfing empezaron a ser una constante, así como enormes moshpits.

Interpretaron canciones como “Awake”, “Something Different”, “Whatever” y “I Stand Alone”.

Con el calor aún apretando sin piedad, llegaba el turno de los alemanes SODOM, quiénes durante 50 minutos resumieron sus cerca de 35 años de carrera en el thrash metal old school de toda la vida, con la actitud de siempre.
Los temas elegidos fueron “Among the weircong”, “Outbreak of Evil”, “Surfin’ bird”, “The saw is the law”, “Christ Passion”, “Sacred Warpath”, “Sodomy and Lust”, “City of God”, “Agent Orange”, “Stigmatized” y, para cerrar, “Remember the fallen”.


Otro de los grandes esperados en el festival era MOTÖRHEAD, a quiénes los problemas de salud de Lemmy llevan ya años haciéndoles cancelar shows.
Si bien esta vez no tuvieron que llegar a tanto, el cantante se ahogaba incluso mientras hablaba.

Es una pena ver a un grande del rock así, pero desde el punto de vista personal creo que lo que deberían hacer es retirarse y descansar, que se lo han ganado durante muchos años y Lemmy está realmente mal.

Tras un cambio en el horario sin previo aviso, pudimos ver como en la hora que deberían haber estado preparando para Five Finger Death Punch, se empezaba a montar el escenario de LAMB OF GOD.

Con sus ya clásicas alfombras personalizadas con su logo y sus muros a base de pantallas Mesa Boogie, los de Randy Blythe salieron como una apisonadora, arrancando con “Desolation” en una indudable declaración de intenciones. La “indirecta” fue recibida claramente por el público francés, que parecía que habían venido expresamente paraa esto: a dejarse la piel con los americanos.

El concierto fue un no parar de crowd surfings, moshpits, circle pits, wall of death y todo lo que surgiese. Un show sencillamente redondo, con Randy Blythe en su línea, tremendo a las voces y con un sin parar de corretear por el escenario, saltar y animar al público como pocos hacen.

Nos ofrecieron un set list lleno de hits en el que no faltaron “Walk with me in Hell”, “Laid to Rest” “Redneck” o “Black Label”.

Llegaba, ahora sí, uno de los momentos más esperados para nosotros y que con peor sensación nos dejaron. Era el turno de los californianos FIVE FINGER DEATH PUNCH y estábamos deseando verles en directo por primera vez defendiendo su música, ya que su último trabajo de estudio, “The Wrong Side of Heaven and the Righteous Side of Hell” se ha convertido rápidamente en uno de mis discos favoritos…. Pero la banda no es capaz de transmitir toda esa fuerza en directo. O al menos no lo fue esa noche.

Tocaron los temas más lentos de la cuenta y en ocasiones hasta costaba trabajo reconocer qué canción estaba sonando. Ivan Moody, el vocalista, la tomó con el técnico de luces encargado de enfocarle a él y no paró de quejarse hasta que le redujeron la intensidad de los focos que le iluminaban. Desde nuestra posición en las primeras filas no era un problema, pero apuesto a que los que veían el concierto desde zonas más alejadas perdieron mucha visión con esto.
La puesta en escena general de la banda fue buena, el problema era que musicalmente no desprendía toda esa intensidad y rabia que transmiten sus álbums.

Entre los temas que nos ofrecieron durante su hora de concierto estuvieron “Under and over it”, “Burn it down”, “No One gets left behind”, “Bad Company” o “Burn MF”.

Si una banda destacó sobre las 159 que componían el cartel, fueron sin lugar a dudas los norteamericanos SLIPKNOT. La banda de Des Moines ha tardado, pero ha sabido recuperarse de la pérdida de su bajista, Paul Grey, y ha lanzado un gran disco que defienden a la perfección sobre los escenarios, despidiendo adrenalina a raudales y dejando a todos los presentes con ganas de muchísimo más.

El público enloqueció cuando comenzó a sonar “XIX”, la intro de su último disco, y coreaba al unísono las primeras frases del álbum, que romperían en la banda saltando sobre las tablas para empezar a descargar “Sarcastrophe”, también de su último trabajo, “5. The Grey Chapter”.

Continuaron con “Psychosocial” para volver a los dos únicos temas más que tocarían del último trabajo, “The Devil in I” y “AOV”. Tras esto, los clásicos se apoderaron del escenario y del público. “Vermilion”, “Wait and Bleed”, “Before I Forget”, “Duality”, “Eyeless”, “Spit it out”, “(sic)” y, para poner fin a unos cortísimos 75 minutos de actuación, “Surfacing”.






En cuanto al directo, lo único que vais a echar de menos con respecto a los directos anteriores es que Jay Weinberg no hace levantar su batería, como era típico de Joey Jordison. Por lo demás, presenciamos un concierto excepcional que demuestra que se han recuperado de todos los baches y Slipknot están aquí para quedarse.

Eran ya las 2 de la mañana y nos merecíamos descansar de todo lo que habíamos vivido durante el día. Los conciertos empezarían de nuevo en poco más de 8 horas y el frío nocturno nos iba a poner difícil conciliar el sueño.

Tras haber descansado algunas horas pero sin habernos recuperado completamente de la descarga bestial del día anterior, nuestro día de conciertos empezaría pronto con los norteamericanos MOTIONLESS IN WHITE.
Con una estética muy en la línea de Manson, y con las caras pintadas de blanco, los de Pennsylvania nos sorprendieron con una muy buena mezcla de estilos que recordaban por momentos a Marilyn Manson con algunos toques de Rob Zombie (salvando las diferencias) y con muchos tintes de metalcore e industrial.

Sin lugar a dudas, una grata sorpresa y un buen directo sin descuidar el apartado vocal, consiguiendo animar al público que empezaría a saltar y calentar motores desde primeras horas de la mañana. Tocaron prácticamente todos sus singles, empezando con “Break the Cycle” y sin dejarse “America” o “Devil’s Night”, con el que cerrarían este buen concierto.

A continuación y justo al lado, tendríamos el placer de ver y escuchar a los irlandeses THE ANSWER, liderados por su cantante Cormac Neeson, el cual resulta imposible no comparar con Robert Plan de Led Zeppelin por su gran parecido tanto estético como en movimientos sobre el escenarios. Aparte de este gran parecido, el cantante irlandés tiene una voz tremenda, cosa que demostró y defendió canción tras canción, con hits como “Spectacular”, “Red”, “Under the Sky” y “Raise a Little Hell”.

El grupo entero estuvo totalmente entregado durante todo el concierto, sentando las bases de lo que sería este escenario durante el resto del dia, Rock ‘n Roll en estado puro.

Después de una rueda de prensa y una breve pausa para comer algo, con el calor a pleno rendimiento, llegaba el turno de los rockeros AIRBOURNE.

He perdido la cuenta de cuántas veces les he visto, tanto en festivales como en salas… pero siempre consiguen cautivarme al 100% con su directazo enérgico y loco desde el minuto cero.

Abriéndose paso sobre la batería saltaba Joel O’Keffee al escenario, armado con su guitarra y comenzando a entonar los primeros acordes de “Ready to rock”, a que seguiría el clásico “Too much, too Young, too fast”.

El sonido no quiso acompañar a los australianos, aunque no fueron los únicos que sufrieron de eso en el Main Stage 01. En mitad del concierto, el sonido se vino abajo y durante varios minutos, no se oía fuera. La banda seguía tocando, ya que los amplis del escenario sí sonaban, pero rápidamente se dieron cuenta por los gestos del público de que algo fallaba. Tardó unos 10 minutos en volver el sonido, tiempo durante el cuál la banda animaba sin descanso a los presentes para que no decayesen… y nadie lo hizo. El sonido volvió para irse unos segundos después; pero esta vez tardó menos en solucionarse y se pudo continuar el show, aunque lamentablemente recortando parte del espectáculo, ya que le tiempo apremia.

Entre los temas que descargaron estuvieron “Chewin’ the fat”, “Black Dog Barking”, “Diamond in the rough” o “Runnin’ wild”.






A principios de año, la banda de punk rock/grunge L7 anunciaron su regreso tras 14 años de inactivad. Se trata de una banda formada íntegramente por mujeres y que, en mi opinión deben a esto gran parte de su éxito. Intentaban mantener la actitud de chicas duras y sexies que no les faltaba en la época, pero ahora Donita Sparks ya tiene 51 años y Suzi Gardner 54; si realmente quieren volver a la música, quizás sería mejor obviar esa parte de bad girls…

A mi criterio tenían un directo pobre, una música sencilla y desde luego, una gran mayoría de público que vio el show simplemente porque tocaban en el escenario principal entre Airbourne y Slash.

Ofrecieron 45 minutos de show en los que tocaron “Deathwish”, “Andres”, “Monster”, “Fuel My Fire”, “One More Thing”, “Slide”, “Shove”, “Shitlist”, “Pretend we’re dead” y “Fast and Frightening”.

Ya de vuelta al escenario del Rock por antonomasia, tendríamos el verdadero placer de ver a una de las leyendas del Rock, el gran SLASH que vendría con su ya establecida banda co-liderada, Myles Keneddy & The Conspirators.

Slash saltaría al escenario sin muchas pretensiones ni afán de protagonismo, como uno más de la banda y sin tratar de acaparar la atención en todo momento, mientras que el resto le acompañaría durante la escasa hora demostrando que no se trata de un proyecto personal sino de un verdadero grupo.

Myles Kennedy dejó claro que es un auténtico frontman además de tener una voz sencillamente genial, conectando con el público en todo momento, disfrutando y divirtiéndose sobre el escenario.

El concierto fue sencillamente espectacular, con un set list de lo más variado donde incluyeron no sólo canciones de su último proyecto con Myles como “You’re a Lie”, “World on Fire” o “Anastasia”, sino que tuvieron hueco para alguna canción como “Slither” de su pasada banda Velvet Revolver o los gran esperados clásicos de Guns ‘n Roses, “Nightratin”, “You Could be Mine”, “Sweet Child o’ Mine” o “Paradise City”, con la que cerrarían el concierto por todo lo alto, como en los viejos tiempos.






Una de las bandas más esperadas por muchos era los californianos FAITH NO MORE, los cuales se habían separado en el ’98 y se volvieron a unir para realizar varias giras entre el 2009 y 2013.

Esta gira era algo más especial ya que promocionaban su recién publicado álbum “Sol Invictus”, 18 años después de su último disco en el ’97.

Como si de una escenificación del cielo se tratase, nos presentaron un escenario completamente decorado de blanco hasta el más mínimo detalle, repleto de flores y todos uniformados de blanco, y como bien comentó el propio Mike Patton, trataron de poner un poco de cielo en el Infierno del Hellfest.

Durante una hora y veinte minutos interpretaron varias canciones de su nuevo disco como “Motherfucker”, “Superhero” o “Black Friday” entre otras, sin olvidar lo que muchos estaban esperando, clásicos como “Epic”, “Ashes to Ashes” o “Easy”.

Cerraban la noche en el Main Stage 01 los alemanes SCORPIONS. Pese a estar mucho más en forma que otras bandas de su época, los años ya pasan factura a la formación, especialmente a la siempre tan excepcional voz de Klaus Meine, que hace ya unos años que no llega a cantar lo que antes cantaba sin despeinarse… pero en algo se tiene que notar que el vocalista se está acercando a los 70 años.
Los alemanes disponían de hora y media para resumir una historia que se remonta nada menos que a 1965, aunque no lanzaron su primer disco hasta el 72.

Ellos también sufrieron los problemas de sonido que venían produciéndose en ese escenario durante todo el festival, aunque en su caso fue mucho más breve y ni siquiera se percataron desde el escenario, interpretando los gestos del público como alguna ovación…

Contaban con un escenario repleto de pantallas de led, desde el suelo hasta el techo, con una pasarela que se metía en mitad del público y con la batería de James Kottak bien alta para que todos pudiésemos verlo.

Entre los temas que ofrecieron estaban “Going out with a bang”, “Make it real”, “We built this house”, “Winds of change”, “Dynamite” o “Rock n’ Roll band”, para cerrar con las aclamadas “Still Loving you” y “Rock you like a hurricane”.

Ya en el tercer y último día de festival, con muchas horas de conciertos a nuestras espaldas y piernas, comenzamos en el escenario principal con los locales ETHS que si bien jugaban en casa, no consiguieron esa conexión que vimos en años anteriores con bandas como por ejemplo Dagoba.

Con un comienzo de concierto bastante frio, nos dio la impresión de que el escenario principal era demasiado grande para ellos, habiendo funcionado mucho mejor en alguna de las carpas del Temple o Altar.

Tras de este frio comienzo y sin alejarnos mucho, harían su aparición THE HAUNTED, que servirían de avanzadilla a la invasión sueca que recibiría el Hellfest en esta última jornada.

Los de Goteborg desplegaron su thrash-death metal sin muchas contemplaciones, bastante directo y machacones, lo que le gusta al público francés, los cuales no dudaron en sudar la camiseta desde tan temprano.

El concierto no tuvo mucho respiro, cosa que notó su cantante Marco Aro, el cual no se encuentra en su mejor estado físico y le vimos en varias ocasiones tratando de recuperar el aliento, aún sin moverse demasiado.

En la última canción del concierto, los suecos invitaron a su antiguo guitarrista y fundador de la banda Anders Björler para interpretar “Hate Song”, pudiendo volver a ver a los hermanos Björler una vez más con la bandera de The Haunted (aunque no sería la última vez del día ya que ambos siguen tocando juntos en At The Gates). El concierto acabó con Marco cantando sobre la valla de seguridad y el público de primera fila y tras acabar el concierto, se quedó saludando y agradeciendo uno a uno a todos los fans de las primeras filas, agradecimiento al que se unió su nuevo guitarrista Ola Englund.

Los norteamericanos RED FANG volvían al Hellfest tan solo dos años después de su última visita, salvo que esta vez lo harían en el escenario principal a una hora más temprana.
Los de Oregon, liderados por su cantante y bajista Aaron Beam, hicieron un buen concierto, desplegando su particular stoner rock con bastante intensidad, ofreciento canciones como “Malverde”, “Into the Eye”, “Wire” o “Prehistoric Dog”.








Era el momento de la segunda banda de Goteborg del día, DARK TRANQUILLITY, los cuales contarían con 2 caras nuevas en el escenario, Anders Iwers de Tiamat en el bajo y Erik Jacobsson (Deals death) en la guitarra, supliendo la baja de paternidad de Niklas Sundin y el hueco dejado por Daniel Antonsson tras su salida de la banda.

Una vez más y como viene siendo habitual en sus conciertos, el carismático Mikael Stanne se hizo con el control del escenario, siempre buscando esa conexión con el público y con la eterna sonrisa en la cara, disfrutando de cada segundo y dando la impresión de que se encuentra en su primer concierto.

Hicieron un breve repaso a sus 22 años de carrera y sus 10 álbumes durante 40 minutos que a todos los fans les parecieron muy poco tiempo, con canciones como “Terminus”, “The Wonders at Your Feet”, “ThereIn” o “Misery’s Crown”.

Cuando nos disponíamos a abandonar la zona de escenarios principales y dirigirnos a la carpa del Temple Stage, no pudimos evitar detenernos al escuchar la banda que empezó a sonar en el escenario principal. Se trataba de los californianos HOLLYWOOD UNDEAD, que nos engancharon con una música muy pegadiza y animada, que invitaba a todo el público asistente a saltar y bailar con su mezcla de rock y rap.
Comenzaron el concierto con capuchas y máscaras, aunque no tardaron en quitárselas y seguir tocando normalmente. Con estribillos muy pegadizos y con un ritmo muy ameno, consiguieron enganchar a un público que demostró que tenía ganas de fiesta.

A estas alturas del festival y apenas habíamos pisado las carpas más que para curiosear…. Y no porque no merezca la pena lo que sonaba allí, sino porque en un festival como este, lamentablemente tienes que dejarte a muchas bandas por ver para poder ver a otras.

Hasta el año anterior, los escenarios Altar y Temple estaban a banda y banda de una única carpa. Este año la organización ha invertido mucho en mejorar la infraestructura y ha colocado dos carpas más grandes, comunicadas entre sí. Pese a ser los escenarios pequeños, son capaces de albergar a varios miles de personas.

Cuando llegamos, empezaba el concierto de los deathmetaleros alemanes MORGOTH, quiénes tras años alejados de la música vuelven con nuevo vocalista y nuevo disco, “Ungod”.

Durante 50 minutos y con una puesta en escena correcta, sin nada que destacar, descargaron un tracklist compuesto por “Ungod”, “Sold Baptism”, “Under the Surface”, “Body count”, “Snakestate”, “Burnt Identity”, “God is Evil”, “Resistance”, “Traitor”, “Nemesis” e “Isolated”.


La carpa del Temple se presentaba con un lleno sin precedente ya desde hacía rato. La gente se agolpaba en el exterior de la misma intentando entrar, pero encontrándose con un muro de gente que lo hacía imposible. La masa de público llegaba hasta la zona del skatepark, donde verían en concierto a través de la pantalla situada en el exterior de la carpa. Nosotros mismos tuvimos serios problemas para llegar a la zona de fotógrafos, pero finalmente lo conseguimos.
¿Que habría en esa carpa que tanta expectación había levantado?

La respuesta era simple, ALESTORM, o lo que es lo mismo, ¡fiesta pirata! Realmente no existe una definición mejor para lo que vivimos en dicha carpa. El público estaba completamente volcado con los escoceses, con numerosas banderas pitaras, espadas, sombreros piratas y algún que otro tiburón hinchable que volada sobre las cabezas de los ahí asistentes. No hizo falta más que un acorde para desatar la locura y que empezara la fiesta del crowd surfing, algunos de ellos sobre pequeños botes hinchables, y que no cesó ni bajó su intensidad durante todo el concierto. Pudimos llegar a ver que algunos de ellos comenzaban incluso desde el exterior de la carpa.

Sin lugar a dudas estamos ante una banda más que merecedora (y necesitada) del Main Stage del festival.










De regreso a los escenarios principales, estaban descargando los brasileños CAVALERA CONSPIRACY, con un directo bastante estático y despertando más interés con los temas de Sepultura que con los propios.

A 15 minutos de terminar su concierto el sonido también se cebó con ellos, dejando de sonar por completo en mitad de “Roots Bloody Roots”, como ya había pasado antes con bastantes más bandas. Estos se preocuparon bastante menos… vieron que no sonaba, salieron, tiraron un par de baquetas y unas cuantas púas, se hicieron la foto de final de concierto con el público de fondo… y a descansar. Tenían prevista una hora de concierto y finalmente no llegó a 45 minutos.

Los temas que tocaron fueron los siguientes: “Babylonian Pandemonium”, “Sanctuary”, “Terrorize”, “Refuse/Resist” (Sepultura), “Sum of your achievements” (Nailbomb), “Torture”, “Beneath the Remains / Desperate Cry / Dead Embryonic Cells” (Sepultura), “Killing Inside”, “We who are not as others” (Sepultura), “Inflikted” y “Roots Bloody Roots”, que como hemos comentado, no pudieron terminar.

Tras una larga intro instrumental de unos dos minutos, saltaban al escenario los daneses EPICA, liderados por Simone Simons, la cual consigue llevarse todas las miradas del público, tanto por su gran voz como su actitud y puesta en escena, imprimiendo intensidad cuando las canciones lo requieren y no quedándose en el papel de diva estática que algunas otras cantantes del estilo padecen.






Con unas coreografías de fuegos que desmerecían mucho con la luz del sol, deleitaron al público durante una hora de buen metal sinfónico con canciones como “The Second Stone”, “Sancta Terra” o “Consign to Oblivion”.

75 minutos era de lo que disponían los norteamericanos LIMP BIZKIT en un horario envidiable en el escenario principal… y desaprovecharon la mitad con versiones de otras bandas en un setlist que en mi opinión fue del nivel de vergonzoso para una banda como ellos en una posición como la que ocupaban en el cartel.

Arrancaron con “Full Nelson” para seguir con la versión de Ministry “Thieves”, a la que continuaría “Hot Dog” con guiños al Master of Puppets de Metallica. La siguiente en sonar fue “Rollin’ (Air Raid Vehicle) y de nuevo un puente del Master of Puppets introducía el siguiente tema, “Gold Cobra”, al que siguió un medley con temas como “Seek & Destroy (Metallica), Holly Wars… The punishment Due” (Megadeth) y “Welcome Home (Sanitarium)” de Metallica.
Siguieron con “My Generation”, “Livin’ it up”, “Re-arranged” y de Nuevo volvieron las vestiones. Esta vez le tocó a Rage Against the Machine y el tema “Killing in the name”. “My Way” y “Creak Stuff” precedieron a otro medley con trocitos de “Hurt” (Nine Inch Nails), “All Apologies (Nirvana) y “Opiate” (Tool), que dieron paso a “Take a Look Around”.

Si bien no puedo decir que lo hiciesen mal en directo, no entiendo en qué momento creyeron que ese era el setlist adecuado para la ocasión. Siete discos y 20 años deberían dar mucho más de si.

Los que sí salieron a darlo todo desde el minuto uno fueron los suecos IN FLAMES, quienes hicieron una clara demostración de intenciones arrancando el concierto con “Only for the weak”, un tema que normalmente suelen dejar para la última mitad de sus shows dada la intensidad que transmite y lo loco que se vuelve el público. Esta vez no fue así y la locura llegó desde la primera nota, con la que consiguieron hacer saltar a los miles de asistentes mientras coreaban el estribillo de este himno de la banda.

Siguieron con “Everything’s gone”, de su último trabajo. Debo decir que no me gusta personalmente el giro que ha dado su música con este último disco, creo que han perdido fuerza por todas partes…. Pero en su defensa diré que los temas suenan increíbles en directo, mil veces mejor y arrolladores.

Anders Friden decidió en ese momento pedir a los asistes que empezasen a hacer crowd surfing sin descanso… y ya se sabe que en esos festivales la gente sólo necesita una chispita para prenderse fuego. Empezaron a pasar sobre las cabezas cientos y cientos de surfers, que no pararon hasta que el concierto acabó.
El resto del setlist se compuso de “Bullet Ride”, “Where the dead ships dwell”, “Paralyzed”, “Deliver us”, “Cloud Connected”, “Drifter”, “The Quiet Place”, “Delight and Angers”, “The Mirror’s Truth”, “Take this life” y, para poner fin a un concierto excepcional, “My Sweet Shadow”.

De vuelta en la carpa del Altar, era el momento de los últimos suecos de la noche. ARCH ENEMY, liderados por su guitarrista Michael Amott, nos deleitarían con una hora de death metal melódico en su más pura esencia. Riffs poderosos secundados por una batería atronadora por parte de Daniel Erlandsson y con un sonido bestial. Todo esto sin olvidarnos por supuesto de la incombustible Alissa White-Gluz, la cual salió al escenario literalmente saltando y haciendo headbanging, con una intensidad y ganas dignas de mencionar.

La canadiense llegó a la banda con el difícil papel de reemplazar a Angela Gossow, la cual había llevado a la banda al lugar que ahora posee y creado una nueva forma de ver a las mujeres en el metal. Teníamos muchas ganas de verla en directo y comprobar si era capaz de llegar al nivel de Angela y, aunque las comparaciones son siempre odiosas, debemos reconocer que no solo está a la altura, sino que nos hizo olvidar por completo a Angela.

Intensidad, ganas, fuerza, pegada y sobre todo, voz, es lo que tiene que ofrecer Alissa a la banda, aparte de una imagen muy cuidada.

Interpretaron bastantes temas de su último disco como “War Eternal”, "As The Pages Burn", "Stolen Life" o "Avalanche", sin olvidar clásicos como “Yesterday is day and Gone” “Dead Eyes See No Future” o “Nemesis”, los cuales sonaban a la perfección.

El broche final al festival lo pondrían los finlandeses NIGHTWISH, con un espectáculo de luces, fuegos y lo más importante, música. Y es que los finlandeses son una máquina perfectamente engrasada, todo suena a la perfección y todos y cada uno de los miembros de la banda tienen una actitud ejemplar.

Si ya nos había impresionado enormemente Floor Jansen en su debut con la banda, ahora que ya está completamente asentada es una delicia ver un concierto de Nightwish, sin echar de menos ni por un solo segundo a la gran Tarja Turunen (cosa que no pasaba con la desafortunada elección de Anette Olzon).

El set list se centró principalmente en su etapa más reciente, con canciones nuevas como "Shudder Before the Beautiful", "Yours Is an Empty Hope", "Weak Fantasy" o "Élan", aunque tocaron algún clásico como “Ghost Love Score”.
Un concierto redondo para terminar un gran festival.

El resumen es que HELLFEST está sabiendo sin lugar a duda quitar protagonismo a otros grandes festivales y, visto lo visto, si siguen trabajando como hasta ahora, no va a tardar en ser el festival de referencia en Europa.

Dejando al margen los conciertos, como lo próximo a mejorar diría las duchas y como inmejorable, el personal de seguridad con el que cuentan en los fosos.


Estamos impacientes por ver qué nos tienen preparado el año que viene.

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