Mainstream o no, Metallica es un representante claro y uno de los máximos exponentes de lo que significa sentimiento hacia el heavy metal. Esas dos palabras que a todos nos hacen tan felices, y que algunos defienden frente a más público que otros. En el caso de los de San Francisco es una avalancha de fieles seguidores los que esperan con ansia sus lanzamientos discográficos y las venidas a su país, y así lo atestiguó el pasado Sábado en el Wizink Center madrileño, cuyo ambiente era impresionante desde tempranas horas de la tarde. Tanto metalheads como curiosos se agolpaban a las puertas del gran recinto esperando ansiosos para ver la presentación de Hardwired To Self-Destruct, ya que la banda no pisaba nuestros escenarios desde aquel ya lejano Sonisphere del año 2012 en el que interpretaban el Black Album al completo. Pero no hay mal que por bien no venga, y seis años sin ver a los cuatro jinetes, era motivo más que suficiente para que sus potentes shows fuesen ansiados por sus seguidores españoles.


Nos enfrentábamos al primero de los dos días en los que la banda recibirían a sus fans españoles, en los que el recinto iba a llenarse por completo, cumpliendo según estadísticas un record de asistencia para el mismo. No cabía ni un alma más en las gradas y mucho menos en pista, la atmósfera era inmejorable, y el escenario central presagiaba una noche cargada de muchas emociones, pues siempre que Metallica han usado el citado formato, la gira ha sido triunfal. E incluso a una banda como los noruegos Kvelertak, un tablado así les da juego para interactuar con el público, moverse, cambiar el concepto de su show y ofrecer un espectáculo a la altura de las circunstancias, con los medios que les habían ”prestado”, máxime cuando gran parte de los asistentes no sabían ni de la existencia de la banda a pesar de que están sonando muy fuerte en círculos metaleros y melómanos del rock. Su propuesta se mueve entre varias aguas del rock y el metal, pero lo más curioso es que no suenan a nadie, ni lo pretenden, y eso ha hecho que los más aficionados se echen las manos a la cabeza con sus tres discos lanzados al mercado hasta el momento. Algo así como lo que ocurrió con Mastodon en su día, y que hasta el momento se lo tienen totalmente merecido.


Los inclasificables del rock tuvieron algo más de 40 minutos para hacer de las suyas, y siendo 6 componentes, se distribuyeron estratégicamente por el escenario en todo momento para cubrir todos y cada uno de los laterales, animando , con un sonido notable pero sin demasiada nitidez (su música tampoco lo requiere, en mi opinión), y me sorprendió la energía que desprendió cada uno de los componentes de la agrupación. Abrieron el concierto con “Åpenbaring” y a los 10 minutos estaba toda la banda sudando la gota gorda. Erlend Hjelvik es un auténtico animal de escenario, como demostró desde el primer minuto de show, mostrándolo descaradamente cuando escuchamos esa mezcla que combina rock, black metal, punk, heavy metal e incluso hard rock...todo cabe en el sonido Kvelertak, pero todo conjugado con una maestría que resulta casi insultante. De la melodía vocal de “Bruane Brenn” al aire más comercial de ”1985”, todo fue un derroche de ganas y buen hacer, a pesar de que la mezcolanza a muchos de los asistentes les resultaría un tanto difícil de asimilar en tan poco tiempo. Una superbanda que terminará por llegar lejos...si no, al tiempo. Impresionante por cierto, el trío de hachas que conforman en la guitarra Vidar, Bjarte y Maciek, quien también hizo de las suyas a la voz y tuvo su pelo mojado de sudor todo el concierto. Mención a parte de un Kjetil que dio una lección de baquetas, con una energía y mala leche abrumadora y casi adictiva, plagando de detalles el sonido con su kit. Erlend paseaba una enorme bandera mientras sonaba por los bafles un ”Kvelertak” hímnico y casi ya, un clásico de su carrera, para despedir un show que los que no conocían a la banda, probablemente ignorarían, los que necesitaban una confirmación de calidad, la tuvieron, y los que les seguían, disfrutaron como enanos. Un gran concierto, sea cual fuere la situación del oyente. Ojalá les tengamos en salas pronto.


Llegó el momento de escuchar ”It’s a Long Way To The Top” tras unos pequeños ajustes de escena. Sobre nosotros, podíamos ver una serie de cubos...¿para qué servirían?. Lo sabríamos más tarde. Las gaitas del clásico de AC/DC seguían sonando, y sólo por esta vez, estábamos deseando que un tema de los australianos acabase cuanto antes, para poder escuchar, una vez más, ”The Ectasy Of Gold”. Por muchísimas veces que haya podido ver a la banda, sigue siendo un momento de emoción, que en este caso se acompañaba con cientos de flashes de las cámaras de los móviles de gente deseando subir los primeros momentos de la nueva venida de Metallica a sus redes sociales. Ya se venía abajo el techo del Wizink Center, cuando empezó a sonar el potente riff de ”Hardwired” repetido como si de un vinilo rayado se tratase. El escenario central se preparaba para que James, Lars, Kirk y Rob tomasen el control, y así fue con el tema que abre su nuevo lp a toda pastilla, pero todavía con un sonido demasiado embarullado como para dejarnos disfrutar el climax al 100%. Banda entregada, Lars dándolo todo, James con un buen estado vocal y movimiento en escena...esto promete!. Los cubos empiezan a bajar y subir mecánicamente, mientras en ellos se proyectan imágenes según el momento del concierto, y aunque se ofrece un espectáculo sobrio, es más que suficiente para satisfacer nuestra sed de Metallica. Empezaba el espectáculo y ya había habido algún que otro guiño inolvidable.


Empezó a sonar ”Atlas, Rise!” y se pudo ver a un público casi tan volcado con los nuevos temas, como con los clásicos. Impresionante el puente en el que tras el burn! de James empiezan a tocar con precisión ese fragmento tan cercano a Iron Maiden, que en directo suena atronador y cañero como pocos. La banda sigue en forma, interactúa con su público y el público enloquece poco a poco, para terminar de rematar faena con ”Seek & Destroy” de su debut. Orgía thrashera que muchos parecían entender, y otros, con cara de póker, consideraban una nueva sensación en sus vidas. No todos eran fans veteranos, y el fan “casual” quizás prefiera sus composiciones más radiables, pero los metalheads necesitan momentos como el que Metallica nos estaban entregando. Enérgicos, contagiosos...asentados y maduros. Así se mostraban unos músicos tan experimentados que saben perfectamente como meterse a toda clase de público en el bolsillo, y aunque el sonido no termina de ser perfecto (la guitarra de Kirk sufre algún fallo de sonido, y la bola de sonido no termina de disiparse), en la sorpresa de la noche, curiosamente se clarificó el mismo, y nos dejó disfrutar de una buena calidad instrumental. ”Lepper Messiah” fue acogida con los brazos abiertos, pues de Master Of Puppets no es de las que más se incluyen en los set, y esta noche podríamos disfrutar de ella bajo el delirio del personal, que chocaría de lleno con el de un estremecedor ”Welcome Home (Sanitarium)”, cuya atmósfera se vio adornada con una de las mejores proyecciones de la noche, con la figura de seres humanos intentando salir de los cubos sin éxito, creando un efecto de agobio propio del tema, y que logró uno de los momentos más interesantes de la velada.


Tras dirigirse James de nuevo al público (algo que hizo en múltiples ocasiones, siempre mostrando un respeto enorme hacia él), continuó uno de los riesgos de la noche, es decir, incluir canciones de su nuevo trabajo. ”Now That We,Are Dead” es un tema pesado, de gran calidad, y con un riff hecho y creado para mover las cervicales en directo, y probablemente, uno de los que más me gustó esta noche de sus nuevas composiciones en directo, dejando para el final del tema un show de percusión compartida entre James, Kirk y Lars, usando tres cubos flotantes como caja, y creando una batucada en toda regla, entreteniendo al público de un modo original y sustancial, sin necesidad de recurrir a absurdos videos o juegos ya vistos con el público. ”Confusion” fue la siguiente en caer, y he de decir que su riff suena atronador en vivo, dejando entrever que los cortes de Hardwired, To Self-Destruct, no serán considerados como los de Death Magnetic, Load o Reload, de los cuales tocan pocos o nulos temas (en el caso de Death Magnetic o Load en este caso). De su nueva obra creo, se conservarán temas en set futuros, porque de veras creo se merecen un hueco al lado de ciertos clásicos, y Metallica hacen que suenen de escándalo en la gira. Veremos a ver cual de ellos termina siendo inamovible, pero no me extraña que incluyesen nada menos que 7 de los temas de su nueva obra en el concierto.


Claro, que nada comparado con la sensación de ver las ilustraciones de Pushead en los cubos y escuchar un monumental y arrasador ”For Whom The Bell Tolls” perfectamente ejecutado y desprendiendo ese halo maléfico que siempre tuvo el tema, y que Metallica se encargan de mantener totalmente intacto. Mientras, la banda prepara un momento entretenido para esta noche. ”Halo On Fire” suena emotiva a la par que perfecta por el equipo del recinto, y los alaridos de James cantando ”say goodbye” al final del tema, los grita hasta el apuntador, lo cual confirma que la gente no se aburre ante su nueva propuesta. Y menos se iban a aburrir cuando Kirk y Trujillo, entre risas, buen rollo y mucho respeto nos confirman que van a tocar un clásico de...Obús!!!. Imaginaos por un momento a los dos rockstars tocando el tema, Rob chapurreando el estribillo y las miles de almas cantando el tema palabra por palabra. Impagable momento, que, ya fuese por amor al país, o para que simplemente descansasen sus compañeros, demostraron que Metallica no vinieron sólo a cumplir, sino a intentar con todos sus medios, que la noche fuese inolvidable, algo que consiguieron con creces. Tras el momento de alabanza, Trujillo rindió tributo a Cliff, tocando, bajo imágenes del fallecido bajista en los cubos, un petardazo como ”Anesthesia (Pulling Teeth)”, que todo el mundo aplaudió, y que empalmó con el cover de Misfits, ”Die, Die My Darling”, aunque para ser sinceros, casi todo el mundo esperaba ”Am I Evil?”, el enorme cover de Diamond Head, que esta noche, por desgracia, no sonaría.


Gimme fuel, gimme fire, gimme that which I desire, ooh!. Las llamas envolvían el escenario y ”Fuel” sonó tan potente como nítida, con un público enloquecido, a pesar de que en su gran mayoría y supuestamente, Reload tuvo un gran rechazo. Pero el tema siempre levanta pasiones, y sigue siendo una buena apuesta en sus giras, como seguro será en un futuro ”Moth Into The Flame”, un temazo absoluto en el que vimos como decenas (o cientos…) de polillas luminosas sobrevolaban las cabezas de los músicos. Mini-drones que nos hicieron disfrutar otro momentazo, creando un efecto nada visto sobre los escenarios, y totalmente innovador. Tras subir a un niño de 7 años a escena, dándole uno de los mejores recuerdos de su vida (seguramente), ”Sad But True” derrumbó el Wizink Center, y de todas las veces que he podido ver a los jinetes en directo, puedo garantizar que pudo ser una de las que mejor interpretaron la canción, con energía, eléctrica...aplastante. Sin embargo, aunque ”One” sigue siendo un trallazo indiscutible en vivo, se vio menos lúcida que en otras ocasiones, sin explosiones, pero con un Kirk mucho más preciso en sus solos, para cerrar el círculo de canciones con ”Master Of Puppets”, que sonó como siempre. Es decir, brutal. La puedes escuchar millones de veces, y no te aburres de cantar obey your master, master!. Un clásico imperecedero que no debe faltar en ninguno de sus conciertos.


Para los bises la banda se reservó ”Spit Out The Bone” que sonó quizás más embarullada, menos potente y con menos precisión que el resto de los temas del nuevo disco, pero ya en ”Nothing Else Matters” se volvió a templar el sonido, la bandera de España de los cubos presagiaba el final, y los fans y no tan fans del público, móvil en mano, demostraron que es el corte más famoso de los americanos en todos los aspectos y para todos los públicos. Una balada que traspasa la barrera de las etiquetas, generaciones y estilos. No menos que un celebrado ”Enter Sandman” que sirvió para despedir una de las mejores actuaciones que he presenciado de Metallica, al menos en cuanto a espectáculo, entrega y dedicación a su público. Y es que incluso al final del show, la banda estuvo más de 10 minutos repartiendo infinidad de púas, saludando y agradeciendo la asistencia a tal magno show.


Setlist quizás mejorable para los que esperaban un listado únicamente de clásicos, no tan reprochable para otros, y una banda entregada al 100%. A estas alturas, pedir más sería pecar. Sobresalientes Metallica…y que sea por muchos años más.


José Rojo
Fotografías: José Rojo y central por Carlos Burgos (Esto es Rock!)

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