JORN + ADAMANTIA - SALA SHOKO (MADRID 22/11/2019)
Cuando en una misma noche se fusionan lo mejor de la veteranía musical con energía nueva, el resultado es el enorme concierto que pudimos presenciar el pasado viernes en la sala Shoko madrileña, que rozando el sold out, acogió uno de los mejores eventos de 2019.
Joaquín Padilla nos expone lo que allí se vivió, siempre con su enorme objetividad y gran criterio:
ADAMANTIA
Ser telonero de Jorn no es fácil. Como de casi ningún artista grande. Normalmente tienes el trabajo más duro, que es romper el hielo, y tienes que hacerlo en las peores condiciones, con la sala aún sin llenar, con un público que en su mayoría no ha venido a verte a ti y en muchos casos sin haber tenido demasiado tiempo para hacer pruebas de sonido adecuadas ya que el cabeza de cartel aglutina todo el tiempo en la suya. Así que cuando aparece un grupo con estos condicionantes que suena como ayer lo hicieron Adamantia es para quitarse el sombrero. Estuvieron francamente bien, con una propuesta muy sólida de metal melódico que por momentos me recordaban a los último Kamelot, con riffs muy poderosos ejecutados a la perfección por Fran Soler, un guitarrista muy personal de altísimo nivel quien lleva buena parte del peso de la banda en directo. Tiene un sonido muy depurado y tiene un control del instrumento que muchos quisieran. Mención aparte merece su cantante, Isra Gadea. Es un vocalista buenísimo, que domina muchos registros, con mucho temple y muy buena técnica. No puedo ponerle un pero vocalmente. Eso sí, le queda un largo recorrido en su puesta en escena. Desconozco si es por timidez, por falta de seguridad o por qué, pero estuvo muy errático y cabizbajo todo el show. Si cuida un poco más su expresividad y da un paso al frente en cuanto a su manera de vender el espectáculo, se va a convertir en uno de los grandes de la escena, porque tiene unas cualidades fantásticas. Uno de los grandes descubrimientos de los últimos meses.
El set de Adamantia repasó su nuevo álbum “Pandora”, que por cierto es una barbaridad: “Deus Ex”, “Vida”, “Tierra hostil” y la brutal “Las cuatro verdades nobles”. Tuvieron una invitada de excepción: Xina de Oker, quien aportó su fiereza particular con su voz afilada, permitiendo a Isra explorar algunos registros diferentes cercanos al gutural, y empastando ambas voces a la perfección. En definitiva un show brillante que se me hizo corto y que me dejó con muchas ganas de seguir viendo la progresión de esta banda.
JORN
El show de Jorn fue una autentica barbaridad. Creo que no recuerdo muchos cantantes que consigan erizarme la piel como lo hace el noruego. Quizás podría citar a Glenn Hughes, a Tommy Karevik de Kamelot… y pocos más. Porque lo de Jorn Lande no es un fruto de su instrumento, que sin duda es prodigioso, ni siquiera de su timbre, roto, arenoso… sino de la naturalidad con la que lo usa y sobre todo de cómo ha sabido disponer de todas esas cualidades para trabajar en pro de lo único que importa en la música: el sentimiento. Dio, su referente principal junto a Coverdale, no era quien era por cantar con más rabia que nadie o por conseguir los agudos más imposibles, sino por llenar de vibraciones cada nota. Así es la vieja escuela. Los que inventaron este circo, los que venían de una formación musical importante, los que conocían otros géneros, que se adentraban en ellos sin ruborizarse (escuchad el primer disco que disco grabó con la banda The Elf en 1972 mucho más cercano a Free o a Blind Faith que a otra cosa). Los viejos pistoleros que sabían que el rock late a golpe de corazón, no de producción.
Jorn dio anoche un recital de cómo dejar que hable el alma. Es un cantante de los de antes, con una voz poderosa, que puede poner el micro a veinte centímetros de su boca y no perder propiedades en su sonido, que llena cada interpretación de matices, de ribetes y colores. Pero no demostrando, sin alardes, con la naturalidad de quien lo lleva en la sangre. Para mí es un cantante que podría ser mucho más importante de lo que es, pero le faltan canciones. Hablo de canciones con mayúsculas. De las que trascienden. Indiscutiblemente su repertorio está lleno de buenos temas, ayer tocó algunas de ellas “Life on death road”, “Traveller”, “Rock and roll angel” o “Are you ready”. Pero cuando Jorn ha encontrado a compositores capaces de escribirle hits, como el caso de Tobbias en Avantasia (no tocó ayer nada de ese proyecto) o Trond Holter en Drácula, Jorn alcanza cotas inimaginables. Su voz asciende al Olimpo de los dioses. Ayer pudimos descubrirlo cuando interpretó “Walk on the water” de Drácula (la sala se venía abajo), o cuando interpretó un medley de Black Sabbath. Es insuperable. Este señor abre la boca y se hace de noche. Por eso su nuevo álbum Heavy Rock Radio II – Executing The Classics es tan potente, porque está lleno de grandes canciones. Ayer cantó “Lonely Nights” temazo de Bryan Adams y era una delicia escucharle (¿recuerdan aquello de investigar en otros géneros sin miedos ni tabúes?). Y eso que con cierta timidez se excusó parcialmente en las palabras que la precedieron, pidió un poco perdón a los fans más metaleros por esta incursión en el A.O.R. (¡manda pelotas!). No tuvo que poner vendas antes de “Time to be King” de Masterplan, que sonó increíble. Porque esa es otra. Este hombre ha conseguido reunir una banda de músicos como pocas. Lo de Jorn Viggo no tiene nombre. Es probablemente uno de los tres mejores guitarrista que he visto sobre un escenario nunca (tendría que pensarme muy mucho los otros dos). Alguien me comentó, ¿qué modelo de guitarra lleva?. Le respondí, ¿a quién le importa?. Este hombre podría hacer sonar una escoba con dos cordones. Porque su sonido lo lleva en los dedos (apunten algunos). Ni en los pedales, ni en las pastillas… en los dedos. Ni menea la cabeza, ni viste con calaveras (una camiseta de Converse lució ayer)…sólo toca. Y de qué manera oiga. La base rítmica en su sitio. Francesco Jovino con sus sólidas maneras a lo Aldridge (otra vez la vieja escuela) y Sid Ringsby que es la sólida pista sobre la que se desliza Viggo. Desgraciadamente no pudimos apreciar mucho la labor en los teclados de Alessandro del Vecchio, que una vez más estaban demasiado bajos en la mayor parte del show, aunque pudimos disfrutar de su gran voz en los coros (ojito los amantes del hard rock melódico a su proyecto Edge of Forever donde es voz solista).
Lo tenían todo para dar un concierto perfecto y lo hicieron. Sin duda Jorn sigue siendo una apuesta segura.
Joaquín Padilla
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