TESTAMENT + EXODUS + DEATH ANGEL - PALACIO VISTALEGRE/BLACK BOX (MADRID 28/2/20)
Los asistentes al The Big 4 pudieron disfrutar de lo lindo, pero no más que lo que lo hicimos nosotros el pasado viernes en el Black Box de Vistalegre con el The Bay Strikes Back, en el que Testament, Exodus y Death Angel, hermanaban sus energías para ofrecer toda una lección maestra de cómo y por qué se debe conservar el thrash metal de vieja escuela en la actualidad. Y desde luego, se consiguió el cometido viendo el resultado de la venta de entradas, con una sala completamente abarrotada, y un sentimiento general de asistir a un evento de esos para recordar. Pues probablemente, dentro de 20 años, los que asistimos, podamos charlotear de la noche madrileña con el mismo cariño que algunos relatan del famoso Clash of the Titans...¿quién sabe?.
El caso es que allí estábamos, frente a un escenario sobre el que se iban a postrar tres de las leyendas del thrash metal internacional más laureadas, no menos importantes que las del nombrado Big 4, y la primera que íbamos a poder disfrutar fue Death Angel...y la primera, ¡en la frente!. Un telón con el logotipo de la banda fue suficiente para que Osegueda, Cavestany y sus chicos saliesen a por todas...a matar...a aniquilar. "Humanicide" de su último trabajo puso ya la sala patas arriba, sonando la banda absolutamente perfecta y compenetrada. Mark conserva un tono de voz de una calidad incuestionable, modulándola, rasgándola o haciendo uso de agudos imposibles, demostrando que es uno de los mejores frontman de la escena...pero lo de la dupla de guitarristas Rob y Ted Aguilar es de otro mundo. Perfecta complicidad técnica la que tienen, cada uno a un lado del escenario, que bajo una base rítmica bestial, van asentado temas que van enfervoreciendo a un público sediento de violencia sonora. Pero las vueltas al pasado son las que hacen que Black Box sea una olla a presión. Impresionante lo asesinas que sonaron las guitarras en "Voracious Souls" de su mítico The Ultra-Violence, en la que además Cavestany se vuelve loco con el mástil durante todo el tema, con una precisión asombrosa.
Representación de Repentless Revolution en un poderoso y veloz "Claws In So Deep" que levantó los primeros moshpit en la sala, aunque ya habíamos entrado en harina, y estábamos saboreando una verdadera delicatessen de show, en el que la banda estaba completamente entregada, mostrándose enérgica, comunicativa y con plena actitud. Me encantó "The Dreams Calls For Blood", con un Osegueda llegando al infinito a través de su enorme voz, al igual con "The Moth", que abría su The Evil Divide, y que en lo personal, ya no lo sustituiría en el set. Pues si de algo pueden presumir Death Angel, es de una vuelta a la palestra arrasadora desde The Art of Dying. Y tras una pequeña representación de Act III con "Seemingly Endless Time" y un breve guiño a otro clásico como es "The Ultra-Violence", la banda se despidió introduciendo con muchísima garra una de mis composiciones favoritas, no solo de la banda, sino del thrash metal. "Thrown to the Wolves" sonó perfecta, técnica, con un punch increíble, entregándose la banda al completo al límite de sus posibilidades y dejando el pabellón muy alto. Momentazo imborrable el que se marcaron los estadounidenses cerrando su corta aparición con semejante artillería, y lo más importante...tan bien ejecutada. Lástima por supuesto, que no contasen con más tiempo, porque imaginaos si hubiesen dispuesto de todo el que hubiesen querido. Ya os digo una cosa...Black Box no existiría, porque se hubiese venido abajo.
¡Estratosférica actuación de Death Angel!
Pero sabíamos que había que reservar fuerzas para el vendaval que vendría después, que no era otro que el de los míticos Exodus, cuyo show afrontaba con muchísima ilusión, pues no veía a la banda desde aquel lejano Alternavigo, y muchas cosas han pasado en el seno de la banda desde entonces...desde la marcha de Rob Dukes para contar de nuevo con Steve "Zetro" Souza, al fichaje de Slayer de Gary Holt, con lo que podéis imaginar que quería comprobar por mí mismo la evolución de una de las formaciones más emblemáticas de nuestro rollo, que por unas cosas u otras, llevaba tantos años sin disfrutar en directo. Y aunque el atrezo y luces acompañaron, la energía de la banda fue intachable y el setlist elegido una caja de bombas, el sonido fue el menos poderoso de la noche, haciéndose "bola" casi desde cualquier posición de la sala, en comparación con la perfecta ecualización de Death Angel. No obstante, la banda salió como un huracán. "Body Harvest" de su último Blood In, Blood Out es una patada en la cara, y aquí nadie ser resistió al mosh...la sangre estaba en ebullición desde que apareció Holt sobre las tablas, y la banda lo dio absolutamente todo para que nos fuésemos con buen sabor de boca. Cayó la propia "Blood In, Blood Out" , en la que un campechano Steve se desgañitó cual metalhead en su primer concierto, ataviado por un chaleco repleto de parches en honor al terror clásico, y con "pinta" de metalero de los de toda la vida...sin grandes alardes, ni indumentaria proporcionada por ninguna marca concreta. Un fuckin' metalhead en toda regla...¡como debe ser!. Y si hay algo que me encantó del show por encima de las siempre impresionantes guitarras de Gary, fue la base rítmica que marcan Jack Gibson y Tom Hunting...espectaculares ambos. "Deliver Us to Evil" fue una guinda para que los errores de sonido se olvidasen, como no podía esperarse de otro modo, pero lástima que justo cuando por set tocaba dar paso a un clásico, la PA falló dejando a la batería sin sonido, momento que aprovechó la banda para "tontear" un poco en escena, e incluso esbozar un "Motorbreath" de Metallica improvisado. Aún con todo, la formación siguió su cruzada con "Fabolus Disaster" del homónimo lp, "Deathphetamine, que fue el único guiño a Shovel Headed Kill Machine (que originalmente grabó Rob Dukes y que hoy cantaría Steve) y la que para quien escribe es una de las mejores composiciones de Holt..."Blacklist", cuyo riff menea cabezas como ninguna otra canción de la banda, y además, hace levantar puños con su tremendo estribillo. E incluso sin sonar como debiese, levantó pasiones.
Terminó la accidentada pero notable actuación de Exodus con "Bonded By Blood", "The Toxic Waltz" de Fabulous Disaster, y "Strike of the Beast" también del Bonded, para rematar un paso por Madrid, que si bien sirvió para recordarnos que Exodus siguen siendo auténticos reyes del género, no terminó de llegar al nivel de magnificencia ni de Death Angel, ni por supuesto, Testament.
Con lo cual, ya os he hecho un spoiler temprano de la crónica. Es que aunque Testament no traían nada más que un tema nuevo bajo el brazo, ya nos suponíamos que las ganas de la banda de mostrarnos lo que se nos viene encima, estaban latentes, porque el escenario estaba decorado con telones de Titans of Creation, su nueva y esperada obra (además, como viene siendo costumbre, Chuck hizo uso de una alfombra con el emblemático demonio de la banda y su logotipo). Y ahí salieron los titanes de la noche, entre tonos morados, rosados y azules, para hacernos a todos vibrar con "Eerie Inhabitants" de The New Order. Las guitarras de Peterson y Skolnick son de otro mundo, y se complementan de un modo sensacional. Casi parece increíble que suenen tan coordinados cada uno a un lado del escenario. No menos brutal un Chuck Billy que siempre da la talla, y que no para de moverse con su micro a medio pié, sonreir, acercase a las primeras filas y demostrar todo un derroche de actitud y autenticidad...¡qué grande Chuck!. De lo de DiGiorgio y Gene Hoglan ya no vamos a extendernos, porque faltan calificativos positivos para engrandecer más su labor en Testament. Sonidazo de 10. Se avecina tormenta, amigos, y "The New Order" confirmó que llegó para arrasar todo a su paso. Impresionantes los punteos de Alex, que no paro de hacer poses sobre una de las plataformas, facilitando el trabajo a todos los que trataban de dejar inmortalizado el momento en su teléfono. Mejor inicio, imposible.
Algún disparador de humo activado y con la sala a mil grados, ya estábamos preparados, y la banda escupió a bocajarro con "The Persecuted Won't Forget", una de las gemas de The Formation of Damnation, seguida de un clásico imperecedero de su primer trabajo, es decir, "The Haunting", que escala posiciones en directo, y gana fuerza respecto a la versión de The Legacy (como ya ocurrió en las incendiarias versiones regrabadas de First Strike, Still Deadly). Y como guiños al Dark Roots of Earth, tocaron la homónima, "Last Stand for Independence" y "Throne of Thorns" para deleite de un público que ya estaba bailando la samba a los americanos, de un modo más que merecido y justificado, demostrando que apuestan además por su segunda juventud y sus discos más actuales. "Rise Up" quizás sea más querida, pero otorgamos un diez a Testament por no apostar por lo de siempre...y lástima que dejasen también en segundo plano más protagonismo de The Gathering (uno de mis discos cabecera), y en menor medida, Demonic. Pero los setlist los eligen las bandas, y muy rara vez son perfectos para todo el mundo.
Parece que iban a sucederse algunos pequeños bloques rememorando sus discos, y por ello llegaron "Brotherhood of Snake", y un clásico contemporáneo como "The Pale King"...¡qué bofetada!. Calidad musical a raudales, unida a un muro de sonido nítido y poderoso.Testament estaban arrasando, literalmente, y no pararon maquinaria con la única representación de mi amado The Gathering con "Fall of Sipledome", otra pieza para disfrutar y recordar, antes de que la banda se retirase para anunciar que el final de la pista de aterrizaje estaba cerca. Aterrizaje forzoso con la nueva "Night of the Witch" que me pareció, de largo, una de las mejores interpretaciones de la noche y un momento imprescindible del show, y es que a pesar de ser una nueva composición, podría decirse que es uno de los mejores temas de la carrera de Testament desde ya. Por supuesto llegó la hecatombe con "Into The Pit", la inmensa "Practice What Your Preach" (rezando porque cayese "Sins of Omission" del mismo disco, sin éxito), la eterna "Over the Wall", y como no, para terminar de volarnos los sesos, un cañero y técnico "Disciples of the Watch" que sirvió como broche de oro macizo, dejando el listón altísimo para cualquiera que pueda hacerles sombra (si los hay...) y para ellos mismos.
Como decía al principio de la crónica, para los que estuvimos presentes la noche del viernes, el trío de conciertos fue inolvidable, y es que no todos los días se ve a tres bandas de la talla de Testament, Exodus y Death Angel codeándose en escenarios alejados de los festivales, y rozando el nivel que alcanzaron especialmente Death Angel y Testament. Realmente memorable...
Crónica y fotografías: José Rojo
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