Comenzó la gira 2012 de MAREA de presentación de su nuevo plástico "En mi hambre mando yo" y lo hizo en Canarias (tras el pistoletazo de salida dado en La Rioja) con tres conciertos brutales en Gran Canaria, Lanzarote y Tenerife, y es de este último del cual vamos a hablar a continuación, pues METALZONE estuvo allí.










Amenazaba lluvia el sábado 12 de noviembre en la capital chicharrera, lo que nos preocupó un poco por el miedo a un retraso o incluso suspensión del concierto, pues se celebraba en la trasera del Auditorio de Tenerife y, por lo tanto, al descubierto.


Hasta poco antes del sábado no se supo si habría o no telonero, y al final este honor recayó en una banda local llamada Ni un Pelo de Tonto, con un rock que calentó al público (como debe hacer un buen telonero) en los algo más de 45 minutos que estuvieron sobre las tablas.



Una vez finalizada la actuación de los chicharreros, sonaban los primeros acordes a cargo de la guitarra de uno de los talentos de la banda, “Kolibrí” Díaz, que anunciaba “Bienvenido al secadero” primer tema de su nuevo disco y también primer video que los navarros empataron con “La majada”, “Duerme conmigo” y “En tu agujero”. ¡¡¡¡¡¡Pedazo de inicio de concierto!!!!!.










No pareciéndoles poco, encadenan cuatro temas más, “Canaleros”, para mí el mejor tema del nuevo CD, “Petenera”, “Que se joda el viento”, coreada y saltada por todo el público después de la cuenta pertinente “un, dos, tres…” para acabar este bloque con uno de los grandes clásicos de la banda “Manuela canta saetas”.



“Las últimas habitaciones” del último trabajo, del que tocaron todos y cada uno de los temas, era el preámbulo a tres joyas de diferentes discos, “Corazón de mimbre” del segundo álbum, “Mierda y cuchara” del “Las aceras están llenas de piojos” y “Ojala me quieras libre” uno de los temas más coreados de este último disco que están empezando a estrenar por todo el país. Este nuevo bloque dio paso al habitual descanso de Kutxi, dejando a la voz al “Piñas” que con su bajo no había parado de correr, saltar y animar al público.










El “Piñas” se cantó “Alfileres” y “Trasegando”, dos temas de los que suele hacer en todos los conciertos de MAREA. Lo bueno que tiene el “Piñas” es que no se nota diferencia de actitud cuando canta él o cuando canta Kutxi, pues su actitud es la misma siempre y se resume en una sola palabra: energía.



El regreso del carismático vocalista al escenario fue con otro bloque de cuatro temas encadenados que se iniciaban con “Ángeles del suelo” para continuar con ese poema de Federico García Lorca que tan bien supieron adaptar los MAREA titulada “Ciudad de los gitanos”. “Como el barniz” enloqueció al respetable que no paró de saltar al igual que con otro de los grandes temas del nuevo disco, “Sobran bueyes”.










El final se iba acercando y las nubes que amenazaban desde media tarde dejaron caer unas gotas coincidiendo (curiosa casualidad) con el momento en que sonaba “El día que lluevan pianos” parando inmediatamente al comenzar “La rueca”. “Como los trileros”, en la que Kutxi dedicó a su hermano Martín (habitual voz en directo de este tema) y en la que se vio a una bandaza sobre el escenario, con César Ramallo disfrutando durante todo el concierto y a un batería, Alén Ayerdi, de los que me gustan a mí, un músico muy bueno y sin destacar más que por lo que hace y no por lo que aparenta como es el caso de otros baterías del panorama nacional.










Y ahí MAREA, se fueron, eso sí, para volver en el bis, un bis que dependía del público. Cuanto más grande fuera la ovación en la presentación de los músicos más temas tocarían. Y entre esos temas sonó, por supuesto, “El perro verde”, el tema bandera de los de Berriozar, en el que Kutxi bajó al foso de fotógrafos a cantar cara a cara con las primeras filas. El concierto finalizó con otros dos clásicos, “Como el viento de poniente” y “Marea”.










Conciertazo de los MAREA en este inicio de gira que nadie que le guste el rock en general y la banda en particular se debe perder pues son 26 temas uno tras otro y alrededor de 2 horas de pura energía.



Texto y fotos: Salva Arteaga

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