Artista: Sôber
Álbum: Elegía
Sello: El Dromedario
Siempre lo he dicho, y siempre lo diré. Sôber siempre han ido un paso por delante en lo que a bandas nacionales se refiere. En cuanto a sonido, propuesta, grabación, conciertos...todo lo que hacen, se convierte en algo grande, y digamos que son un valor seguro, porque desde luego lo son sin discusión posible. En todas sus épocas, discos y eventos. Siempre hay buenas palabras para los madrileños, que tras un denso Vulcano, tercer disco desde su vuelta allá por el 2010, regresaron a su pasado en formato sinfónico con La Synfonia del Paradÿsso, y ya tocaba. Tocaba volverlo a poner todo patas arriba, en tiempo de pandemia, y con uno de los mejores discos de su carrera como viene a ser un Elegía, que desde su maravilloso artwork, al acabado de cada una de sus canciones, brilla con luz propia, resplandece, convence y entusiasma. Lo cual me ha llevado tiempo ver y asimilar, sin dejarme asombrar por el primer impacto que supusieron las primeras escuchas.
Elegía posee un sonido completo, duro, compacto y muy trabajado como ya podemos escuchar en "Mi Heroína", un cántico a todas las madres del mundo, aquellas que nos han sacado adelante con tanta dedicación, sudor y amor...aunque la temática es, como muchas de las letras de la historia de Sôber, extrapolable a lo que cada uno quiera asociar la preciosa e intensa letra. Musicalmente encontramos a una banda metálica, muy centrada en conducir a favor de la canción, incluido un Manu que se distancia de complejas estructuras de batería para ofrecernos un trabajo casi deudor de los discos de Alberto Madrid, plagados de matices, e intensos como pocos en nuestro país. El riff mira cara a cara a otros del pasado, muy en la onda Paradÿsso, aunque la cadencia y atmósfera del álbum es más cercana a los excelsos Morfología y el tremebundo Synthesis. Puedes comprobarlo en un oscuro, de marcado bajo, metálico riff y de coros apocalípticos, "Elegía", que casi puedo sentirlo en mis oídos saliendo por los bafles del escenario. Intenso es la palabra, como lo es "Eclipse", tema que cada vez que sale por la membrana de los altavoces, todos los sentidos se ponen de acuerdo y le prestan atención. Jamás había escuchado a Carlos en esta tesitura, haciendo gala de unos giros vocales, tonos y sentimiento de otro mundo, transmitiendo emociones con una de las más preciosas letras de cuantas haya compuesto en su carrera artística. Y eso, es mucho decir si sumamos Sôber y Savia. Seguramente, el culmen de su carrera, en un corte cargado de musicalidad acústica, que va in crescendo hacia un estribillo con el que comienza el tema, y que rompe su dinámica con un precioso solo, que pone la guinda a un conjunto magistral de sensaciones hechas canción.
Esa zona más oscurecida, de guitarras más metaleras, continua en "Oasis", tema en el que brilla su estribillo, y de nuevo, una bestial letra, que es acompañada por algunos sonidos que evocan desierto, y contextualizan uno de los temas que más se acercan a los inicios de Sôber, especialmente en algunos tonos vocales de Carlos, para llegar a "El Día de la Liberación", que en mi opinión, contiene uno de los riffs más logrados de la historia de la banda, rozando el género industrial, especialmente por esos elementos electrónicos que tan bien han añadido a la composición. Una de las que más ganas tengo de ver en los conciertos de la gira, por su enorme fuerza, coreable estribillo y magnetismo, aunque todo sea dicho, "Verona" no se queda atrás y complementa perfectamente con la anterior. Un riff machacón, y de nuevo, una letra impactante (y basada en una historia real, por cierto), conducida por unos tonos vocales que nos llevan a Morfología. Otro futuro clásico de la banda, seguro.
La intensidad baja a mitad de viaje con "La Máscara de Hierro", en la que destaca un comercial estribillo y una estructura sencilla, con la marca de la banda intacta, mientras que "La Noche Más Larga" nos confirma que estamos en la "zona relax" del álbum, cargada de teclados, que crean una gran atmósfera alrededor de la enorme voz de Carlos, despidiendo el descanso del álbum con "Seda y Plomo", que vuelve a contener otro inspirado riff marca de la casa, acompañado de algunas líneas de guitarra de corte moderno, para virar hacia una estructura mucho más melódica, con elementos ya clásicos en la banda, despidiendo la "Elegía" con "9 Musas", toda una lección de como despedir uno de los grandes momentos de tu carrera, aunando además todos los elementos que mejor manejas y que te hicieron grande. Gran riff, mejor letra, estructura sorpresiva y mucho sentimiento. Aunque si os habéis quedado con ganas, no dejéis de escuchar la versión que la banda ha querido brindarnos a piano y voz de "Eclipse" junto a La Bien Querida. Tus oídos te dictarán si llega a la magnitud de la "original", la cual, en mi opinión, es insuperable.
Elegía no solo es candidato a convertirse en el mejor disco nacional del año, sino que hará historia en el rock de nuestro país. No sé si a nivel de ventas, pero nos encontramos ante uno de los mayores aciertos discográficos de una banda con casi 30 años de historia, que ha logrado superarse tantos años después de su boom. Y eso es muy meritorio.
Felicidades Sôber.
*Os animamos a conseguir la edición earbook, o el pack con el CD de Demos, porque al igual que las canciones, el artwork es sencillamente espectacular, y algunas de las versiones "demo", una auténtica delicia.
José Rojo
